jueves, 15 de octubre de 2009

La cigarra y el mundial

De niño siempre vi una imagen en las caricaturas y películas que me parecía inventada: las navidades llenas de regalos, con un sujeto gordo vestido de rojo y mucha nieve. Los gringos y su ideal de convivencia humana. No la creía por varios factores. Mi familia siempre fue chica y los regalos no pasaban de 6. En Puebla, a pesar de ser más frío que el DF, nunca vi nevar. La nieve fue una desconocida para mí hasta que tuve 20 años.

Cuando viví en Finlandia la circunstancia era al revés. A ellos les costaba trabajo pensar un lugar donde no hubiera nieve durante todo el año. En el país donde el gentilicio de sus habitantes podría ser esquimal, la gente tiene nieve todo el año. Incluso cuando el verano aniquila la que está sobre las calles, comen helado para recordarla, sólo que con mejor sabor.

Dejando a los finlandeses y recordando mi niñez, tampoco cabía en mi imaginación que en el hemisferio sur el invierno fuera en julio y el verano en enero. Si imaginarme una navidad con nieve me parecía complicado, el calor navideño era insoñable. Hoy que lo vivo, sospecho de repente que llegué en diciembre y me voy en julio. Los meses son absurdas cadenas para nombrar y explicar el clima libre.

Las últimas semanas ha cambiado mucho el clima respecto a cuando llegamos. La ventana de nuestra habitación da a la calle. Un árbol plantado afuera del edificio me recordaba mi situación invertida. A la mitad de agosto el árbol estaba pelón. Sus ramas se movían fuertemente y generaban un ruido de película de terror. Hoy el árbol ya se ve de color verde. Las hojas de sus ramas se frotan suavemente. En ocasiones hasta parece que tocan una canción.

No sólo los árboles cambian en Santiago. Los Andes también sufren con el verano. Los guardianes de la Ciudad, indestructibles ante las nubes o el hombre, ya no son cubiertos por la nieve. Cuando los miras fijamente, parece que algunos árboles en la cordillera también mueven sus hojas. Quizás el sonido generado por ese movimiento, hace que tengas más ganas de salir a la calle.

No había visto que el barrio está lleno de parques. Tampoco sabía que existían tantos niños y personas en sillas de ruedas. Por las tardes, los niños corren en los parques, se nadan en las fuentes y juegan con las estatuas. Las personas con discapacidad van en sillas de ruedas llevadas por sus familiares. La ciudad les impide que salgan por sí solas. Sin embargo, creo es una enorme ventaja que los demás los vean disfrutando del mundo.

El cambio te permite reflexionar sobre la vida en general. Te recuerda, aunque no veas el calendario, que pronto no podrás salir al parque o que el destino te alcanzará y no podrás esquiar hasta el otro año. Un recuerdo permanente que avanza mientras te quitas o te pones más ropa para salir. Te llama a hacer cambios. La vieja fábula de la hormiga y la cigarra.

En mi país sin estaciones el entorno casi no cambia. Incluso cuesta trabajo darse cuenta si el mes de las lluvias es julio o agosto. Desde niño me mareaba que me preguntaran eso en mi examen de la primaria, cuando una lluvia podía caer en julio, enero u octubre. En diciembre casi siempre hace más frío, pero también puede tocar un día caluroso. En México parece que no hay estaciones, como tampoco hay reflexión. La cigarra nunca recibe su merecido pues siempre hay de comer o al menos hay sol.

Chile calificó al mundial después de doce años. La gente está en algarabía total. Terminaron en segundo lugar en una eliminatoria donde ni ellos pensaban que podían quedar quintos. No se desviven en elogios internos sobre su grandeza. La humildad sale y la gente no deja de cantar: “Bielsa, Bielsa querido, los chilenos no te vamos a olvidar”. El mérito de la algarabía es del obsesivo técnico extranjero. Los analistas ven que Marcelo Bielsa encontró la cuadratura del círculo. Cambió posiciones al por mayor y hoy su equipo juega por nota. Beasujour es un delantero que compró el América y que en México no me parecía siquiera jugador de futbol. Al verlo en la selección chilena parece que tiene cuatro pulmones y mucha más técnica. La diferencia de jugar por la playera y no por el bolsillo.

Los chilenos viven el triunfo después de sufrir dos procesos tortuosos. En el último mundial pudieron ir casi al final. No ganaron por los peseteros, como dirían los españoles. Un grupo de jugadores que no se rompió el alma y que no quiso alegrarse el verano. La televisión presenta hoy la imagen del Chile ganador. Clasificaron al mundial y jugarán contra las grandes estrellas. Todo gracias a Bielsa.

México está en el mundial. Nuestra celebración también es grande. Yo no dejo de estar sumamente contento, pero no hicimos nada especial. No enfrentamos ex campeones mundiales ni nuestro juego dependió de un planteamiento táctico arriesgado. A pesar de eso, a la mitad del camino corrimos a nuestro técnico y trajimos a un chingón que cambiara a todos los jugadores peseteros.

En México la televisión seguro no estará tan destinada a comentar el triunfo futbolístico. En medio de la algarabía se aprovecha la cortina de humo y se empieza romper con el sindicalismo más ranchero. Me da más gusto que sea contra los electricistas. Creo en los derechos excesivos para los trabajadores que trabajan. También leo que en Puebla hay mucho ruido por los empleos que se perderán. Seguro es porque en Puebla no han sufrido el servicio de Luz y Fuerza del Centro. Ni el invierno más frío ni el calor en diciembre es peor que eso.

Parece que el clima ata al ser humano los patrones de comportamiento. Le dice que adapte todo para que siempre siga igual o que rompa con todo de un día para otro. El chileno y más el finlandés cambian las cosas de golpe y porrazo. El mexicano prefiere esperar a que todo siga igual: que llegue el tsunami, el huracán o la inundación. Es mucho más barato.

Aparte parece que en cualquiera de los casos la vida nos sonríe y siempre vamos al mundial. Lo bueno de tener vecinos donde las estaciones tampoco existen.

Concacaf debería ser la conferedación de las cigarras y Santa Claus, al menos hasta que Canadá aprenda a jugar mejor al futbol

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