miércoles, 30 de abril de 2008

Intolerante a la intolerancia

Hace menos de cuatro días fui testigo de una charla muy interesante. Un amigo con tendencias a la mochez más extremas (ojo: tendencias) y otro amigo ciertamente muy liberal comenzaron a discutir sobre educación sexual en los menores. El primero dijo que nunca en la vida daría un condón a sus hijas, pues promovería su promiscuidad y que se embarazaran a los 12 años, mientras el segundo decía que precisamente para que no embarazaran a los 12 años, les hablaría a sus hijas sobre cómo cuidarse.

No voy a discutir sobre ese punto específico, sino que me llamó la atención que al finalizar la discusión ambos se catalogaron mutuamente como intolerantes.
Intolerancia. La misma palabra que utilizan en la tribuna del Senado, tanto legisladores del PRD como del PAN y el PRI. Un adjetivo tan subjetivo, aplicable a toda circunstancia y deslegitimador a toda propuesta que puede ser usado como decir que algo es feo o bonito. ¿Qué tendencia es más intolerante? ¿La izquierda en pro de los derechos de los individuos o la derecha en contra del libertinaje?

Durante la Universidad el texto sobre el tema que más impresionó fue escrito por John Locke, por el siglo XVII y cuyo nombre es: Ensayo sobre la tolerancia. Es un libro escrito durante los años 1600 y tantos, por lo que es asombrosa la lucidez del autor para expresar su punto de vista, tomando como eje central de la discusión sobre la tolerancia religiosa. En una sociedad donde sólo había cristianos, Locke asevera que deben de respetarse otros credos, que el Estado debe ser garante de ello y no sólo eso, sino que a los católicos intolerantes no puede aplicárseles tal principio.

Respecto al punto del que les comentaba sobre la discusión de mis amigos, yo creo que la derecha en su forma más radical es más intolerante que la izquierda en su forma más radical. En una situación hipotética, en la que se encuentren el cura más opus dei del opus dei y el anarquista más anti Estado de la Liga Anarquista Mundial, creo que los argumentos menos insensatos provendrán del anarquista. Es una cuestión discutible y variará por tema, pero en forma general, el hecho de que el sustento último de la derecha sean cues
tiones basadas en la Fe y no en la razón, provoca que no se discutan sólo ideas sino posturas irreconciliables.

Dicho de otra forma, si el anarquista y el sacerdote discuten sobre el aborto, el primero comenzará diciendo que cada persona es responsable de su propio cuerpo y que nadie, ni el Estado ni nadie tienen capacidad para decidir lo que esa persona quiera hacer. Por su parte, el sacerdote partirá de un principio religioso: Dios nos da la vida y nadie puede quitarla. El sacerdoet pone fuera de su discusión si existe un Dios, si es éste o uno de sus súbditos el que nos da la vida o si el Dios verdadero (suponiendo que no sea el suyo) sí nos da derecho a quitar la vida. Llegará un punto de la discusión en el que el anarquista aceptará que una persona no quiera abortar si esta persona no lo decide así, mas el sacerdote nunca aceptará que alguien quiera abortar sólo porque así lo decide.


Es un tema largo y encontrar al verdadero y más intolerante será difícil en cada uno de los temas. El punto básico para ser tolerante es estar abierto a escuchar las opiniones de los demás, a decir el clásico dicho de Bora Milutinovic: Respeto opinión, pero no comparto, y a saber a conciencia que lo que se discute en toda discusión son ideas, no personas. Yo puedo estar a favor o en contra del aborto, pero no estar a favor o en contra de alguien que se practica un aborto.

Ahí viene un hueco importantísimo, que mal llenado puede terminar en tragedias como el Holocausto, la formación del Ku Kux Klan o Al Qaeda.
No creo que esto último sea incongruencia.

Todo el mundo occidental actual condena la violencia injustificada. Incluso en algunos casos llegamos a condenar aquella que es justificada, dígase la que ejerce legítimamente el Estado. Sin embargo, creo todos podemos discutir ideas sobre el tipo de
sociedad que traen los emos, los homosexuales o los drogadictos, pero siempre tomando como punto de partida que discutimos sobre esos temas como conceptos y no como personas.

Yo puedo ser tolerante y estar en contra de la forma de ser del concepto tradicional de un judío, pero esa misma tolerancia me abre la puerta a que pueda discutir sobre lo que pienso y no tratar de exterminarlos por pensar distinto a mí.


Finalmente, de todo el tema de la tolerancia me causa algo de ruido la falta de lógica en cierta paret de la discusión de este tema. La tolerancia trae dentro de sus posturas un contra argumento cíclico contra ella misma. Una persona completamente tolerante deber serlo ante todo tipo de posturas, incluso aquellas intolerantes. He ahí la importancia de distinguir entre ideas y discusiones con personas y hechos. Algunos pensarían que si fuésemos completamente tolerantes a los emos, también deberíamos serlos a aquellos que piden su exterminio. En este último caso, creo lo más importante es escuchar razones y no aplaudir hechos, y en caso contrario esperar que el Estado use la fuerza legítima que posee para evitar que sean exterminados.

sábado, 26 de abril de 2008

Son los incentivos, Estúpido!!!

Al nacer en un país como México, la mayoría de los ciudadanos hemos fomentado la corrupción. Todos hemos escuchado experiencias sobre personas que han dado mordidas, en algunos casos muchos de nosotros lo hemos hecho por pasarnos un alto o tener miedo al alcoholimento, y en otros casos se ha llegado a niveles más altos.

Algunas personas han interpretado la corrupción como una cuestión de valores. El policía que me acepta la mordida es corrupto porque es un ratero en potencia. El ciudadano que da la mordida lo hace porque es una mal ciudadano que no respeta la convivencia acorde a las reglas en términos generales.

Uno de nuestros graves problemas es la falta de un Estado de Derecho. Esto es que exista una justicia pronta y expedita. Que si me roban mi cartera no tendré que hacer un trámite de meses y meses para que al final no la encuentre. Eso me incentiva a evitar hacer ese trámite, pues finalmente no la voy a encontrar. El incentivo correcto sería dar la oportunidad de hacer un trámite sencillo, pero que me brindase una esperanza (aunque fuese muy pequeña) de poder encontrar lo que me robaron.

La corrupción implica dar un cauce equivocado a las leyes e instituciones existentes. Esto va desde querer hacer más fácil un trámite por medio del dinero, hasta desviar fondos públicos para benenficio personal. Esto implica que aquellos recursos que eran destinados en un origen para el de la mayoría de nosotros, al final terminasen en los bolsillos de una sola persona. La lógica es igual en las mordidas a los policías. En teoría, la multa que mereceríamos por haber quebrantado una ley debería terminar en las arcas del gobierno, para que este a su vez pudiese realizar acciones que beneficiarían a toda la ciudad, pero termina en el bolsillo del policía corrupto.

La neta no me creo aquello de que la corrupción sea una cuestión de valores. Me parece un posicionamiento demasiado subjetivo, iluso y hasta tonto. Creyendo que con educación cívica podrá cambiarse todo con el pasar del tiempo me parece tierno y noble, pero irreal. La gente que corrompe al policía lo hace porque sabe que es la solución más sencilla. En este sentido, ¿ por qué no hacer parte del sistema una solución sencilla?

El siguiente ejemplo me parece muy ejemplificativo. Yo tengo prisa por llegar al trabajo o a mi examen final en la uni porque voy retrasado diez minutos . Por ese hecho, me paso dos altos. De repente escucho las sirenas y me detengo. El poli me echa un rollo de otros cinco minutos, con lo que mi retraso se extiende a 15 minutos, lo cual implica un contrato menos o dos puntos menos en mi calificación del examen. De repente el policía me dice que me tiene que llevar al corralón por X circunstancia. Realmente me conviene eso? Si llego al trabajo puedo conseguir 500 pesos diarios y si paso mi examen me ahorro 2000 pesos de la materia en la universidad privada que estudio. ¿qué es más fácil? Darle 200 pesos al policía y todos felices y contentos. Esto aunado a que me ahorraré el costo de salirme del trabajo o la uni otro día para ir a tránsito y pagar mis 230 pesos de multa y 400 del traslado al corralón, lo cual me llevará 4 horas de mi vida.

Esta situación es en demasía normal. Pero qué pasaría si en lugar de pensar en el trámite, podría pedirle una disculpa al policía y pagar mi multa en el momento con una tarjeta de débito (método usado en el DF que me parece súper eficiente). En lugar de darle varo al poli, pago mi multa, contribuyo al fisco, no voy al corralón y no tengo que perder por el tiempo perdido para sacar mi coche.

Eso ocurre también porque el policía sabe que aceptar (no sólo pedir) mordida no le genera ningún gasto. Ellos no tienen el riesgo de que los corran y pueden ganarse 200 pesos más al día con mi caso, más los otro 8 casos que llegarán a atender. Lo que fomenta la corrupción no son los valores con los que nacen los ciudadanos de algún lugar (aunque influye de manera general), sino el arreglo institucional que exista en el ambiente. O en ese caso, ¿por qué cuando los mexicanos salen de su país, súbitamente dejan de dar mordidas? Porque saben que no se las aceptarán y porque saben que pueden meterse en un problema mucho peor.

Tenemos un problema de corrupción y hay dos alternativas: modificar el sistema de incentivos para ver resultados en dos años o incentivar cuestioens de valores y cosas así para ver el resultado en 20 años. Durante los años he leído mecanismos que han usado en otros países para reducir este factor, pero los más importantes me parecen:

1. Mejorar la situación laboral de las personas susceptibles de ser corruptas. Esto va desde la señora en la ventanilla del trámite para sacar el acta de nacimiento, IFE o permiso para construir, hasta el alto funcionario que tiene una empresa de galletas y puede autocontratarse. La lógica es dar el mejor trabajo posible, por medio de opciones ventajosas para conseguir casas, un bono anual superior a la prestación de ley o un posicionamiento mediático que permita al funcionario alto ascender acorde con su trabajo. Esto orillaría a que estas personas hagan lo posible por no perderlo y no arriesgar su excelente situación laboral.

2. Imponer mecanismos de sanción eficaces a funcionarios corruptos. Esto se refiere a que en situaciones de corrupción en el nivel más baja, se inhabilite automáticamente a los policías o personas de la ventanilla. Esto es que puedas perder tu trabajo por aceptar 100 varos, situación por la que no aceptas los 100 varos. En niveles más altos esto debe ser reflejado en quitar al funcionario del puesto e incluso privarlo de la libertad si se le descubre algo, y no como ahora que puedes torcer las leyes y al final con un buen abogado te llevas 20 años el juicio.

3. Imponer mecanismos de sanción eficaces a ciudadanos corruptos. Si yo al ofrecerle dinero al policía corro el riesgo de tener que pagar el triple de multa, preferiré mantenerme callado e intentar irme de la manera más sencilla. Aquí algunos pensarán que no es posible, por el hecho de que el policía no denunciaría el hecho. Sin embargo, con un grupo de uniformes de policías a lo que aleatoriamente se les asignan micrófonos, esto podría controlarse. Con el 5 o 10% de probabilidades reducirás los incentivos a que el ciudadano trate de corromper al policía.

4. Correcta difusión de los resultados. Este punto es poco abordado, pero también es vital. En un esquema donde las multas o los trámites se paguen como debe de ser, es necesario que la población vea que el pago de esas multas se va a algo útil y no al bolsillo de otro funcionario. Hacerme sentir bien porque con el pago de mi multa de cuando iba tarde al trabajo, se pudieron mejorar las vialidades para que no se me ponche una llanta por un bache.

5. Esquemas institucionales y autónomos para castigar. Esto quiere decir que el triunfo de tal o cual candidato no afectará los arreglos institucionales que existen, o que si lo quiere hacer le costará demasiado trabajo. Para evitar que si mañana un presidente o gobernante logra esto, en 18 años el nieto de López Portillo entre con las mismas reglas y no joda lo que ya se hizo, o en su caso, que el sistema para cambiar estas cosas sea un proceso complicado.

Si bien son soluciones que requerirían cambios diametrales en el esquema de las ciudades, siempre puede empezarse con algún objetivo sencillo y específico. No tratar de un día a otro evitar toda la corrupción, pues hasta en los países más avanzados se llega a dar. El caso es ir por objetivos pequeños, como decir que se pretenderá disminuir el número de multas por accidentes de tránsito en determinada colonia o eliminar el número de mordidas para agilizar los trámites de construcción.

A nivel federal noto un gran número de ambios, con todo y los hijos de Martha o cosas así, tristemente a nivel local me parece un problema que seguirá, pues las mismas élites son comparsas de un sistema corrupto que los beneficia.

sábado, 19 de abril de 2008

Me violento


Hace poco una organización de jóvenes llamada G21 me invitó a participar como jurado en una fase de su concurso de debate estudiantil, realizado en el Congreso de la Unión . Este grupo organiza anualmente un Concurso de Debate Internacional, con la participación de representantes de varios países de América Latina.

Los participantes son en su mayoría chavos de prepa, por lo que si bien se preparan arduamente, en algunos casos los tópicos son abordados de manera muy superficial.
En la final se enfrentaron dos equipos buenos en demasía y esta última ronda fue sumamente interesante. Los chavos se prepararon muy bien, y en este caso el tema de la final fue sobre las posturas de las izquierda y derecha políticas. A pesar de que ambos términos son en general ambiguos y que se pueden cruzar sin ninguna incongruencia ideológica, los muchachos dieron muy buenos argumentos.


El punto de esta introducción y de este post fue algo que ambos grupos dieron por descontado: la violencia de la izquierda. La forma en que esta toma como punto de partida la violencia para llevar a cabo sus objetivos y cómo la derecha es mucho más estable. Eso me generó mucho ruido, pues no es cierto, mas escuchar a chavos preparatorianos bien preparados sobre el tema, tomando eso como algo que ya está dado, me generó mucho ruido.


La izquierda no es más violenta que la derecha y nunca lo ha sido. La derecha ha sido creo yo mucho más despiadada. Los gobiernos nazis y fascistas me parecen el caso más ejemplificativo, al igual que el régimen de Franco, Pinochet, etc. Por otro lado, ¿no es también violencia la censura? En este sentido ambos tipos de ideologías han sido por demás violentos. La violencia no es una característica de una ideología, sino de la naturaleza humana. No somos violentos por ser partidarios del comunismo, somos violentos porque somos humanos (y aparte somos comunistas).


Creo esa idea está muy ligada con la actitud que ha tomado Andrés Manuel en los últimos meses (años). Una provocación a la agresión natural, en la que si bien no termina de lanzar el puño, si escupe, grita, insulta y manosea todo lo que se puede para que lo golpeen. No concuerdo con esas formas en lo más mínimo, aunque hay parte de su proyecto (si es que tiene) con el que sí concuerdo y me parece necesario.


A este país le hace falta un cambio de élites. Ya se han dado con anterioridad, tanto en la Independencia, las miles de guerrillas en el siglo XIX y la Revolución, pero todas estos sucesos han venido acompañados de movimientos armados. No estoy en contra de la privatización de PEMEX, al contrario, me parece que bien estructurada una reforma podría dar los incentivos para que la compañía sea rentable. Que acompañada de modificaciones fiscales podría usarse el petróleo para generar ahorro y no simplemente gasto. Creo lo mejor manera de hacer eso es privatizando, para que una empresa sea quien se rompa el hocico con el sindicato y no el gobierno.


Sin embargo, la neta no creo que se pueda dar un esquema así, por lo que me inclino porque el Estado administre pero suscriba convenios con particulares, incluso dando concesiones. La neta privatizar me agrada, pero me aterra que pase lo mismo que con Telmex o Banamex: una privatización hecha a modo para que un mexicano se haga mucho muy rico y luego solicite competencia a otras empresas que están en desventaja (dígase: último anuncio de Telmex).

No es por estar contra Slim, es por el hecho de que hace falta que la clase media tenga movilidad, que el hijo de un campesino pueda ser un empresario próspero, que ya no haya violadores sin castigo por ser hijos de tal o determinado político, que se el México sediento de justicia encuentre su agua.


Creo la izquierda deberá cambiar sus métodos, aunque quizás a todos aquellos que nacieron desprotegidos no les quede más que recurrir a lo que recurrió el bandido Villa, el patarrajada Zapata, los subciudadanos Iturbide y Aldama o el indio Juárez: a tomar las armas y hacerse justicia por sí mismos. Necesitamos más igualdad y hay que buscarla pacíficamente, sería bueno que comenzásemos a cambiar nuestro México injusto, en pos de evitar esa catástrofe.

By the way, yo me considero un izquierdista defensor de emos, homosexuales e indígenas en términos políticos y jurídicos, mientras soy un derechista neoliberal y amante del libre mercado en términos económicos. Acaso tengo una incongruencia? Yo creo que no.

X cierto... este link hace un buen análisis sobre la toma de la tribuna: http://www.jorgezepeda.net/

miércoles, 9 de abril de 2008

Voto por...

El amigo más perredista que tengo (miembro del PRD desde los 15 años, en varias elecciones cazamapaches, que se plantó afuera del IFE después de las elecciones 2006, vivió en Reforma un mes durante la toma y nunca falta a movilización alguna de AMLO e incluso se refiere a sus convenciones como “ir a escuchar misa”) un día me dijo algo demasiado curioso, palabras más, palabras menos: “no puedo creer que Calderón ha sido presidente nacional de su partido, estudiante en Harvard, presidente del Congreso, secretario de Estado y presidente de la República antes de los 50 años, y aún así continúe pensando en que es un pendejo”.

Un día le platiqué esta anécdota a uno de los amigos más panistas que tengo (con afinidad a los grupos de ultraderecha, miembro del PAN desde como los 14, creo que secretario juvenil en algún municipio de su Estado y fervoroso asistente a las peregrinaciones al Cerro del Cubilete) y su respuesta me sorprendió. Parafraseándolo me dijo: “pues sí, pero no puedes pensar que es chingón sólo por los puestos que ha tenido, hay que ver el desempeño en los puestos, pues como presidente del PAN y del Congreso negoció con el PRI cosas que no debió de hacer, no sacó la reforma energética y como presidente se ha vuelto un poco cerrado con los grupos panistas no afines a él. No tiene una idea de gobierno a través de valores o algo así y es demasiado pragmático”.

Pongo esto como ejemplo por la forma en la que se da la experiencia, en la que mi amigo panista critica a Calderón y el perredista lo alaba. Siempre que hay votaciones inmediatamente los candidatos nos dicen los puestos que han desempeñado, pero no recuerdo elección en la que alguien ponga a la luz pública los logros realizados bajo un esquema confiable. Me refiero a no decir: bajo mi gestión como XXX se crearon 8,000 empleos o cuando tuve tal puesto apoyé a las madres solteras con XXX pláticas. Finalmente dentro de una elección creo esos datos se vuelven irrelevantes, por lo que el comportamiento del votante acaba llevándose más por los puestos que se han tenido y no por lo realizado.

Esto aunado al sinfín de frases banales que hay respecto a términos tan etéreos como gobernabilidad, corrupción, beneficio a los amigos, bla, bla, bla. Acusar que un candidato dio un contrato de XX millones de pesos a una constructora, son en su mayoría señalamientos muy endebles. En lugar de demostrar que la empresa no tenía la capacidad para hacer el tipo de cosas para las que se le contrató o las hizo mal (como las empresas de los hijos de Martha), se trata de demostrar que ayudó a sus amigos (quienes pueden ser expertos en el tema). Sé que no estoy en un mundo ideal, pero creo las acusaciones deben ir más enfocadas en el segundo que en el primer punto.

Si un candidato me dice que fue Subsecretario de XX cosa, la neta a mí qué. Si el candidato B fue Secretario de Salud, a mi como mediano empresario debería de importarme un bledo si me dedico a vender software de computación. Si la candidata C fue diputada o senadora y bajo el Senado impulsó la Ley de Medios, a mí qué chingados? Si soy un simple consumidor que gusta de ver los juegos de la selección, las chivas y el super bowl.

Finalmente lo que se trata de demostrar con esos argumentos es que el candidato trabaja. Trabaja haciendo iniciativas, trabajó jugando fútbol siendo un triunfador, trabajó buscando que se dieran capacitacones, en fin… ¿pero no es el amor al trabajo algo que per se todo aspirante a puesto de elección popular debería tener? Entonces, ¿por qué buscar que ese mecanismo determine el voto de los votantes? No sé si sea tan elaborado el argumento, pero creo que comparar curriculums para puestos grandes es ridículo. En votaciones pequeñas me parecería un gran mecanismo, pero en lugares con más de 100,000 votantes, ¿para qué?

¿Será esta la razón por la que los expertos en opinión pública decidieron cambiar la forma de la elección y llevarla a algo muy simple? Ganar con frases como: quiero representarte, para llevar tu opinión al Congreso (música de fondo melosa); conmigo sí aspirarás a tener una gran vida (con música de decisión); si me eliges combatiré la corrupción (tambores en el fondo). Lo peor es que pasa igual en TODOS los países del mundo que conozco, o al menos en aquellos con sociedades muy heterogéneas.

Votamos por un jingle, por una sonrisa, porque la candidata se parece a Lucía Méndez, porque el otro candidato es un naco, un pelele, porque el de nuestra preferencia es un bravucón y no se deja o simplemente porque es el que va a ganar. En lugar de fijarnos en si alguien tiene visión de Estado (y no sólo para el Ejecutivo, sino también para el Legislativo), congruencia con sus actos y que en general represente nuestros intereses (porque nadie lo hará de manera total). El dilema que aún no resuelvo es: ¿Cómo medirlo? ¿Alguien tiene alguna gran idea para hacer esto? Si es así, le pido me lo haga saber.

Tengo miedo en que un día lleguemos al extremo de elegir a un actor como Valentino Lanús, a Dulce María de RBD, al Cibernético, el Chelís o Swarzcheneger (jejeje, quizás si hubiera dicho esto hace unos diez años, hoy sería un profeta).

miércoles, 2 de abril de 2008

Me quejo de Mafalda porque vivo en Mafaldalandia

Me gusta la democracia. Me gusta el creer que a través de mis acciones puedo influir y mejorar mi entorno, que creo es la razón básica de esa forma de llevar nuestra vida diaria. Creo en el voto y en la participación de los ciudadanos.

A veces me imagino naciendo en siglos pasados, como muchas otras personas. Sin embargo, casi siempre esas alucinaciones producen imágenes en las que uno es el rey, un miembro de la nobleza, el clero o un alto mando del Ejército de la Florencia del siglo XV, la España o Francia del siglo XVII, la Gran Bretaña del XIX o el Imperio Mexica.

Pocas veces (o ninguna) nos planteamos en esa imaginativa como un campesino que todos los días ve sus animales o sus cultivos, como el peón que viste al monarca o al noble, o como el vendedor de pescado en el mercado. Creo la democracia nos da la oportunidad, aunque remota, de poder cambiar nuestro entorno, nuestra persona y nuestras aspiraciones.

Cuando se habla de democracia la mayoría de las personas piensan en las elecciones. Aunque creo es lo más importante que se desprende de tal manera de organizarse, estoy convencido que paulatinamente deberán buscarse nuevos mecanismos. Una elección democrática tiene mucho sustento lógico en grupos pequeños de personas, pero tengo y tendré mis dudas respecto a lo útil o eficiente que puede ser en grandes proporciones.

Si nos reímos de que en otras culturas se decidían cosas trascendentales por los eclipses, las mareas o el resultado de un juego ridículo, ¿realmente es abrumadoramente mejor el voto? ¿qué diferencia hay entre elegir a alguien porque encontró un caracol mágico a que todo el mundo se tenga que aguantar a alguien porque fue el que más votos consiguió? ¿es tan lógico que en un lugar donde hay 100,000,001, deban de aguantarse 50,000,000 una decisión que no apoyaron? Una decisión que se dio en un voto sobre el cual la mayoría de los que participaron no tenían ni idea de lo que hacían. No lo sé y en ocasiones se me hace un poco ridículo y quizás origine risas de las personas que lo conozcan en varios siglos. En otro post escribiré sobre lo que creo se produce cuando votamos en masa y cuando nuestras decisiones son prácticamente irreconocibles. Puedo creer en el proyecto de Andrés Manuel porque creo que hace falta un cambio en las élites del país, pero a la vez puedo estar en contra de su política de nacionalización anacrónica del petróleo. Puedo creer en el proyecto de Felipe Calderón en su lucha contra el narco, pero no estar de acuerdo en su pragmatismo. Nadie, nadie, nadie se encuentra completamente a favor de uno u otro proyecto (igual y ni los mismo candidatos)

Entonces... ¿por qué votamos? ¿es eficaz poner tanto en tantas personas? ¿vale mi voto si el prd moviliza 2,000,000 de personas? Son simples alucionaciones que me parecen interesantes y que a la otra debatiré mejor.

Lo que sí creo es que es mucho mejor tener un sistema que paulatinamente desprende en mayores oportunidades. En que si nazco hijo de campesino, aspiro a terminar la preparatoria (con todo y la gigantesca desigualdad en un país como el nuestro), en el que me puedo expresar como quiera (con todo y la censura a los medios que sigue habiendo) y en el que puedo caminar libremente sin qeu súbitamente llegue alguien a quitarme mis cosas (con todo y el narcotráfico y la inseguridad).
En fin, nos quejamos de la democracia porque la democracia deja que nos quejemos de ella. Si no pudiéramos hacerlo, estaríamos dentro de otro siglo, donde la gente no se enteraba de los asuntos públicos no porque no quisiese (como ahora) sino porque no podían informarse y si acaso podían informarse, no podían quejarse.

Irónico, no?? Me puedo quejar de la democracia porque vivo en una democracia. Me quejo de Mafalda porque vivo en Mafaldalandia.