viernes, 13 de junio de 2008

Segurita

Tenía en mente escribir algo sobre este tema. Me encontré con esta columna el día de hoy y me pareció fucking good. Salió en el Excelsior y este es el link.

http://www.exonline.com.mx/diario/columna/251798

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13-Jun-2008
Juegos de Poder
Leo Zuckermann
Alexia


Tenía doce años. Una niña que se estaba convirtiendo en adulta. Tenía poca inocencia porque, al fin y al cabo, vivía en una de las tantas ciudades mexicanas donde la violencia es cotidiana. Era perceptiva. Se daba cuenta de la podredumbre que la rodeaba. Sí, a los doce años. Hace poco habían matado a un muchacho que en algún momento de la vida había sido vecino suyo. Y le dijo a su madre: “Qué feo; qué feo que lo hayan matado a balazos. Es lo más feo. Morir quemado o de balazos”. Días después, la pesadilla de Alexia se haría realidad. La astuta adolescente sería acribillada cuando trataron de usarla como escudo humano.

Era un lunes a las seis de la tarde. Un día común y corriente en Juárez. Alexia caminaba por la acera con dos amigas. De repente se paró junto a ellas una de esas camionetotas que utilizan los señores todopoderosos del crimen organizado. Tipejos que se creen invencibles. Con toda impunidad, secuestraron a las tres jovencitas que tranquilamente paseaban por la calle. Las metieron a la fuerza al vehículo. Al parecer otra camioneta los venía persiguiendo. Comenzó la balacera. Y los secuestradores trataron de utilizar a las niñas como escudos humanos. El adjetivo cobarde se queda corto para describir a un animal que protege su vida utilizando a niños inocentes.

Una de las amigas le gritó que se agachara. “Pero no respondió”. Era demasiado tarde. Un disparo en la cabeza ya le había arrebatado la vida a Alexia. A la misma niña de doce años que le había confesado a su madre que la peor muerte era a balazos. Eso es lo que piensan los adolescentes en las ciudades violentas de México. Y así murió Alexia.

Estaba a punto de graduarse de primaria. Logró sacarse la foto de la graduación de la generación 2002-2008 del plantel Ignacio Ramírez. Ayer la publicó Excélsior en su primera plana. Aparece una linda chiquilla con toga y birrete rojos. Una niña que podría ser la hija de cualquiera de nosotros. Que en lugar de pasar a la secundaria y comenzar a soñar con su primer amor, acabó secuestrada por dos gallinas que se creían muy machitos y la utilizaron como carne de cañón.

Encima de la tragedia, al padre le andan buscando si tiene algún vínculo con la delincuencia para explicar por qué secuestraron a su hija. “Yo soy cristiano, mi hija era cristiana. Era mi única hija. Y quiero decir que no tengo nada que ver con ninguna organización criminal”, reclama Hugo Moreno en su dolor. Se trata de un simple trabajador que arregla carrocerías de coches. Dice que tuvo que vender su camioneta para pagar el entierro de Alexia que costó más de sesenta mil pesos: “Para darle un buen funeral porque es mi única hija”.

Mientras el señor Moreno velaba el cuerpo de la hija, los responsables del asesinato seguían prófugos. Son los enemigos de la sociedad mexicana. Los que están corroyendo al Estado. Un crimen organizado que también es barbárico. Dispuesto a utilizar a niñas como escudos para proteger sus miserables vidas.

La historia de Alexia debe dolernos o por lo menos escandalizarnos. Estamos obligados a mostrar nuestra empatía con las víctimas. No podemos vernos al espejo como si nada hubiera pasado. No debemos soslayar la realidad. Eso ocurrió esta semana en Ciudad Juárez, Chihuahua, donde termina o comienza México. No en algún país lejano.

martes, 27 de mayo de 2008

Sufro, sufro y me motiva que otros sufran

Mi abuela es una persona sumamente religiosa. No pasa festividad en que no vaya a misa para comulgar, compra estampitas de cuanto santo le dicen tiene “poderes” y se enorgullece de que algún sacerdote la reconozca y ubique. Recientemente me dijo que se encontraba leyendo un libro sobre la vida del Papa Juan Pablo II. Al preguntarle su opinión, me dio la siguiente respuesta: “Muy interesante su vida. Cómo sufrió el pobrecito Papa”.

Más allá de que soy 15 millones de veces menos católico, me asombró su respuesta. Karol Wojtyla fue un cabrón. Un hombre que tuvo los arrojos para dirigir de manera excelente a una Iglesia que enfrentó situaciones desconocidas en una escala tan global, desde la prohibición de la religión en muchos lugares (incluido su lugar de origen), hasta la paulatina liberación de la sociedad occidental. La última característica importante que yo mencionaría, sería que fue un gran hombre porque sufrió mucho.

El sufrimiento está presente en la vida de todos los seres humanos. Económicamente no todos nacemos iguales, jurídicamente tampoco, incluso algunos ni siquiera biológicamente. En un mundo por naturaleza injusto, todos los hombres hemos de sufrir muchas veces en la vida, algunos más y otros menos.

No sé qué carajos tenga el inconsciente del mexicano (y de América Latina en general, pero no me atrevo a catalogarlo a una escala global) que nos fascinan las historias de sufrimiento. Nos gusta escuchar cómo Benito Juárez fue un gran presidente después de sufrir mucho, la historia de las niñas que sufrieron porque sus papás las abandonaron pero salieron adelante, el sufrimiento de un niño que fue al Teletón por nacer con una enfermedad, así como las historias de victimización del buen Andrés Manuel.

La idea de pensar que el sufrimiento es visto a escala global me llegó por el éxito de la Pasión de Cristo. Conozco a chingo de gente de varias nacionalidades, que salió del cine pensando que debía ser una mejor persona, al observar bajo la excelente lente de Mel Gibson (lol, lol, and more lol) todo el sufrimiento que tuvo Cristo en su pasión. Incluso llevé a mi abuela y tías al cine y se pusieron a chillar por todo lo que había sufrido Jesús, al igual que las señoras de adelante y las de atrás.

Más allá de lo que cada quien piense de Jesús, creo que si hay que procurar ser mejor persona por algo sobre él, debe ser por sus enseñanzas, por el importante mensaje que dejó y la trascendencia que ha dejado para la humanidad. No porque le pegaron mucho. Entonces comenzaré a ser mejor persona cuando Michael Moore me presente la historia de un árabe inocente al que han maltratado en Guantánamo desde hace varios años. Quizás mi comparación haya producido sobresalto en alguna mente conservadora, pero creo es así.

Todos sufrimos. Desde el panadero que no tuvo agua para hacer su pan, la niña de Polanco que no pudo ver al chavo que le gusta, el señor de la Sierra que se separó de sus hijos por irse al gabacho, el trabajador que se levanta todos los días a hacer la misma pinche rutina, la señora a la que nuevamente le partió su madre su marido, la mujer que sueña ser artista pero es muy fea para salir en la tele, el candidato que chilla porque le robaron las elecciones y el ganador de las elecciones porque le dejaron un país de la chingada.

La vida es sufrir, sufrir y sufrir. La de todos tiene sufrimientos que producen caídas, desilusiones e incluso ganas de parar. Sin embargo, no creo que debamos enfocar el pensamiento en que un hombre es grande porque sufrió mucho. La verdadera razón por la que deben admirarse por igual a Juárez, las niñas abandonadas, el niño del Teletón y a Andrés Manuel (sí, incluso a él), es porque lucharon mucho. De una u otra manera todos han sabido enfocar su sufrimiento en seguir luchando, por las razones que quieran y los fines últimos que les guste.

¿Qué nos hace falta para eliminar eso? ¿Qué necesitamos que nos digan para pensar en luchar en lugar de enorgullecernos de nuestro sufrir? La neta, como casi todo lo que digo en este blog… La neta no lo sé, pero me aventuraré a decir lo que creo es más significativo.

Nos falta trabajar más. Nos falta darnos cuenta de lo que cuesta conseguir un pan, una comida corrida en una fonda, una peda en el restaurante más caro, una pantalla gigante de plasma, conservar el amor de nuestras vidas o grabar el primer sencillo en una disquera.

La mayoría de los que nacimos con buenas oportunidades (o no tan malas) no conocemos eso hasta mucho tiempo después, y muchos no llegamos a conocerlo hasta que ya no lo valoramos. Muchos nos refugiamos en el seno familiar cuando hay una emergencia económica o hasta para eliminarnos gastos como el gas, la luz, las cuentas, bla, bla, bla. Destinamos el fruto de nuestro trabajo a cosas que saben muy bien, pero no como ganar tu primer sueldo y con eso afrontar la vida, para darnos cuenta de que nos falta trabajar más si queremos dejar de sufrir.

Irónico, pero quizás la respuesta sería así: sufro antes de trabajar, sufro mientras trabajo, trabajo más esperando sufrir menos, me doy cuenta que funciona (quizás marginalmente pero it Works) y trabajo más y más con lo que sigo sufriendo mientras continúo trabajando. Finalmente, dejo de asombrarme del sufrimiento ajeno, para asombrarme de la tenacidad que otros tuvieron para trabajar más para dejar de sufrir, mientras yo me quejé de mi sufrimiento.

Lo ideal sería que el obrero flojo dejase de serlo; que el cerdo capitalista que no valora el trabajo de sus empleados porque nunca se ensucia las manos, quede como un marrano después de meterse a la obra; que el burócrata que sólo mama del presupuesto se ponga a pensar que su familia come con recursos públicos; que los dirigentes de los sindicatos vean el daño que hacen al promover la holgazanería; que la ambición de los más ricos se traduzca en beneficios de los demás por medio de fundaciones; que la niña fea que no puede ser artista se rompiera el hocico por demostrar su talento. Trabajo, trabajo y más trabajo.

¿Cómo conseguir que la gente trabaje más? Espero saberlo algún día. Lo que sí sé es que si lo llego a descubrir, en la entrega del Premio Nobel que me den por semejante hallazgo, haré un tributo al pueblo mexicano comenzando mi discurso con un: Desde niño sufrí mucho porque bla, bla, bla… lol

martes, 20 de mayo de 2008

Influyes en mi pensar

Esto no es para nada una carta de amor. Estas semanas comenzaron los debates para la reforma energética en el Senado de la República. Una idea que ha sido demasiado criticada, por el hecho de que quizás sólo veamos posturas encontradas entre grupos y ningún debate, entendiéndose este como el intercambio de ideas, en el que a través de argumentos puede modificarse la opinión de otra persona.

El argumento que más me llamó la atención fue uno de Carlos Elizondo, quien palabras más o palabras menos, decía algo como: no importa si algo de lo que se considera óptimo es inconstitucional, la Constitución es un elemento modificable por los legisladores si estos se encuentran de acuerdo.

Esto me recordó mucho algo que hablaba hace varios años con un buen amigo. En ese momento, él, aún estudiante de derecho en el CIDE, se quejaba de una clase que tenía con economistas y politólogos. En una discusión sobre qué podría hacerse para mejorar la situación de las recomunicaciones, me parece. Él me decía que comenzaron a decir puras pendejadas, pues no tenían idea de que sus propuestas violaban no sé cuántos reglamentos o leyes.

Fue chistoso en ese momento, porque a mí lo que él decía eran pendejadas no me parecían tales. Al contrario, me parecía pendejo que en una discusión de ese tipo, alguien pudiese argumentar que no era posible buscar un sistema en el que no exista una empresa con el 80% de los consumidores sólo porque una ley decía que no se podía. Después de platicar un rato me di cuenta de que su argumento no era propiamente que había una ley que decía que no se podía, sino que con el esquema actual podrían hacerse otro tipo de cosas.

Es una discusión sustentada únicamente en enfoques y que dependen en demasía de la formación. No es que se encuentren erróneos los argumentos que me parecieron inteligentes y el que me pareció pendejo de mi amigo. Simplemente unos están enfocados en el deber ser, mientras otros en lo que es.

La formación que cada profesionista tiene le da las reglas para definir su pensamiento. O al menos la manera en que pondrá a funcionar su cerecbro. Si eres abogado y siempre ves todo en función de las leyes (lo cual no es malo, se decdican a conocerlas e instruir a quienes no las conozcan) será muy difícil que puedas ver otras cosas. Si eres ingeniero y todo lo ves en función de fuerzas físicas y resistencia química de los materiales, será difícil que de un día para otro te pongas a pensar en el impacto social que tendrán tus construcciones. Quizás tengas herramientas para poder analizar lo que deberían decir las leyes o la manera en que un parque puede reducir los índices de criminalidad, mas estará más allá de tu objetivo inicial y para el que fuiste formado.

En este sentido me acuerdo de otros ejemplos chistosos que han venido de simple origen distinto de la formación. Una vez otro amigo me decía que era increíble que los diputados no conocieran las leyes o la Constitución, por lo que podría exigirse que todos ellos fueran abogados. Más allá de que el conocimiento de las leyes es deseable, yo creo que no necesariamente deben ser especialistas en leyes e incluso los mecanismos por los que se forman las comisiones lo restringen.

Los poderes legislativos están hechos bajo una lógica de representatividad. Dicho órgano fue concebido en un inicio como un lugar en el que las personas expresen sus opiniones por medio de un representante. En un Congreso perfecto (por lo que me dice mi formación) deberían haber campesinos, comerciantes, grandes empresarios, artistas, comunicadores y hasta profesionales de la lucha libre. Igualmente debería ser equitativo al nivel socioeconómico, desde pobres hasta millonarios. Como esta situación es hipotética e ilusa, sí creo que el modo en el que está diseñado actualmente (por número de habitantes en cada zona geográfica) me parece correcto.

En muchas ocasiones he tenido desacuerdo con amigos porque la formación es distinta. En algunos casos cometo el error de querer traspasa todo a la esfera pública o veo toda cuestión pública como mecanismos, instituciones, rendición de cuentas, bla, bla, bla. Al final del día lo importante es que puedan existir discusiones con argumentos sólidos, sin discriminar por raza, posición socioeconómica, credo o nacos o burgueses. Que haya palabras y menos gritos y sombrerazos.

martes, 13 de mayo de 2008

Aficionados en el mundial del 2002

Este post será muy corto, pues me urge encontrar una información y quizás alguien me pueda auxiliar. ¿Alguien tiene una idea de dónde puedo encontrar el aproximado de aficionados que fueron por cada país al mundial 2002 de Corea-Japón? ¿Incluso si se puede encontrar un estimado de asistencia a los partidos para cada nación? En el pasado mundial todos nos enorgullecimos de que México fue el segundo país que más gente llevó a Alemania (lo cagado es que todos estábamos en crisis jejej). Sin embargo al menos yo nunca me enteré de quién y cómo sacó ese dato, simplemente lo aceptamos sin discusiones. Ahora que me he puesto a buscar esa información de repente nadie la tiene (curioso cómo podemos tomar eventos por ciertos sin comprobarlos un ápice)

Me urge el dato porque con unos amigos pensamos hacer una investigación sobre eso. En cuanto esté bien delimitada la platico a todos por este medio. Mientras tanto si pueden ayudarme, pongan sus respuestas en el blog. Aprovecho para poner una foto del último mundial en Alemania, en el FanFest del juego contra Portugal. Yo creo la cámara sólo toma un 10% de los mexicanos que estábamos ahí, lo cual confirma que los mexicanos éramos un chingo, aunque no haya podido encontrar a cuántos mexicanos se refiere la expresión un chingo.

sábado, 10 de mayo de 2008

Límpiame, cuéntame... pero no te creo

No tengo idea del número de personas que se han hecho una limpia. Mucho menos conozco el aproximado de aquellos que están convencidos en que un acto así funciona. Durante un tiempo una tía trabajó de cerca con médicos indígenas tradicionales. Dentro de sus funciones estaba organizar eventos para promover sus tradiciones, vender productos medicinales artesanales, hacer limpias y hasta leer cartas o cosas así, a los cuales nos tocaba asistir. Esto ocasionó que por un momento me hiciesen limpias al menos dos veces por año.

En gran parte por esto aprendí a distinguir entre el que sabe hacer una buena limpia del que es un charlatán, suponiendo que ambos no pertenezcan a este último grupo. En algunas de estas limpias he sentido una emoción muy rara, mientras en otras he sentido que me han estafado. De igual forma ha pasado con la lectura de las cartas, pues la gran mayoría de las indígenas no tienen idea de cómo hacer una adivinación basadas en ese método y lo confiesan en corto. Pero platicaré una experiencia que sí me dejó helado.

Tenía 17 años y fui a Coyoacán, en la Ciudad de México. Iba con unos amigos de la universidad y fuimos simplemente a pasear, echar el heladito y relajo un rato. Entre las calles nos dio curiosidad leernos las cartas con alguno de los tantos adivinadores. Una amiga y yo nos detuvimos con un señor que nos cobraba barato, y ya que nos ganaba la curiosidad decidimos pagarle porque nos adivinara algo.

Me dijo que me iba a decir cosas salteadas sobre el pasado, presente y futuro. Me preguntó después mi nombre y edad. Hizo el garabateo de darme la baraja, hacerme soplarla, cortarla y comenzó.

Echó unas cartas y me dijo: tienes siete hermanos. Me comencé a reír y le dije que era más falso que otra cosa. Volvió a ver las cartas y volvió a afirmarme: tú tiene siete hermanos, estoy seguro de eso. Me dieron ganas de levantarme, pues su apreciación era más que errónea, nuevamente se lo negué. A continuación me dijo: tienes siete hermanos, cuéntalos bien, pueden ser hijos sólo de alguno de tus padres, no tienen que estar todos vivos e incluso alguno pudo no nacer.

Lo medité un segundo y me quedé helado. El matrimonio de mis papás era el segundo de mi papá, quien tuvo en el primero cuatro hijos. Mi hermana que aún vive era la quinta. Antes de que yo naciera mi mamá perdió un bebé recién nacido, y después de que yo nací se embarazó pero tuvo un aborto espontáneo. El cabrón que me leyó las cartas tenía razón y el equivocado era yo.

Siguió la lectura con aspectos que cualquier persona me podría decir. Me dijo que se veía en las cartas que no era del D.F. sino de otro lugar, que parecía que tenía menos de 6 meses que comencé a vivir solo y que si le echaba ganas a la vida podría llegar muy lejos. Cosas muy generales. Al terminar, me dijo otra cosa que aún hoy reflexiono y no me explico. Culminó diciendo: en las cartas se ve que en menos de dos meses, antes del 6 de diciembre comenzarás a andar con una niña que ya conoces pero hoy no te llama la atención.

Señor adivinador, es usted un cabrón (ironía y sarcasmo). Ahora resulta que hasta me dice cuándo me voy a enamorar, que esa persona me va a hacer caso y hasta me da una fecha. No mames... Si es tan poderoso preferiría pagarle mucho más, que se quedara con mis cartas y mejor moviese a los astros y me dijera cuándo comenzaré a andar con Bárbara Mori. Si puede predecir ese tipo de cosas, mejor me encomiendo a usted y a la voluntad de sus cartas.

A pesar de mi ironía y de que salí pensando en que había perdido algo de dinero, el hijo de puta tuvorazón. Tres días antes de aquel 6 de diciembre comencé a andar con mi novia actual. De hecho olvidé lo que me había dicho aquel adivinador hasta que llevaba 8 meses con mi novia, que fuimos a Coyoacán y recordé lo que me había dicho. Alguna ocasión busqué al mismo señor pero no me lo he vuelto a topar.

Esa fue la experiencia que más me impactó, pues de ahí en fuera todo ha sido un fraude. Finalmente la ventaja de ese tipo de cosas es que con que una persona le atine a algo muy específico, comienzas a dudar. Después sólo por si las dudas te lees más veces las cartas, aunque a la siguiente te digan las generalidades de: eres una persona que se ve ha sufrido mucho para llegar a donde estás, pero gracias a tu buen corazón has salido adelante y si sigues así cumplirás todo lo que te propongas.

Al final la mayoría de la gente se hace limpias, se lee las cartas o se pone un amuleto, sólo por si las dudas. Pocos se enorgullecen de afirmar categóricamente que creen que el rosario que cuelga en su cuello, la veladora que dejan en la Iglesia, el trébol o alguna foto, les traen buena suerte. En un mundo tan científico como el actual, la mayoría prefieren inclinarse por cuestiones más demostrables.

El misticismo, adivinación y cosas por si las dudas están inmersos en la naturaleza del ser humano y así seguirán durante muchos años. Si el mundo fuera tan poco místico y no tuviera creencias que caen en lo ridículo, como algunos nos lo quieren hacer creeer, ¿alguien podría explicarme por qué en gran número de edificios no hay piso 13? Creo saber la respuesta. Sólo por si las dudas.

Una limpia bien hecha es un proceso que hiela el cuerpo. La señora te pide que tú compres el huevo y las hierbas con que te limpiará. Antes de empezar te pregunta tu nombre, te pones de pie bien derecho y cierras los ojos. La curandera comienza a rezar una oración, un padre nuestro acompañado de peticiones por ti, diciendo tu nombre tan cerca de ti que lo percibes claramente. Invoca al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo mientras dice tu nombre. Repite esas jaculatorias una y mil veces, mientras con un manojo de hierbas en cada una de sus manos te limpia, te inciensa y te echa aromas que te producen escalofríos. Pide por ti, porque seas tenaz, porque nunca te rindas, porque los malos espíritus se alejen de ti, porque tengas paz, porque seas un hombre bueno. Sigue rezando y repitiendo tu nombre con una Fe que hasta si eres ateo, te hace sentir bien, te da una sensación de paz y tranquilidad impresionantes. Al final te pasa un huevo, para después romperlo en un vaso con agua y decirte cuántas “envidias” tienes.

Particularmente mi gran experiencia con las limpias ha sido hasta antes de que rompan el huevo. La sensación de paz es increíble. No es que crea que me va a alejar los malos espíritus, sino que me hace sentir bien y pues también por si las dudas.

Hace muchos años invité a un amigo que pertenecía al Opus Dei a hacerse una limpia, después de explicarle el ritual. Me preguntó que cómo era posible que me hiciera esas cosas y peor aún, cómo una vieja gorda, sucia y bruja podía atreverse a mezclar eso con el cristianismo puro y único. Qué se siente esa pinche vieja sucia y gorda, pecadora y tres veces pecadora por hacer pecar a los demás, por hacerlos creer en ritos mágicos, místicos y que Dios ni la Iglesia aprueban. Por momentos pedía excomunión a todos aquellos que se hayan practicado una limpia, pues no era posible que la gente civilizada fuera a pagar por un servicio provisto por gente de tan mala pinta.

Menos de un año después de esa conversación, en la ceremonia de Canonización del en ese entonces Beato Juan Diego, el Papa Juan Pablo II entró a la Basílica de Guadalupe. Acudieron a recibirlo decenas de indígenas vestidos con penachos, quienes con sus movimientos le rezaban al Cristo resucitado tal y como lo hicieron los aztecas para pedirle a Tláloc que trajese la lluvia.

Juan Pablo II tomó asiento y varias de esas viejas indias, gordas, sucias, brujas y pecadoras de las que les hablaba, lo incensiaron. Estoy seguro que mientras lo limpiaban decían una oración parecida, repitiéndole casi al oído con sus plegarias su nombre, Juan Pablo. Cuida a Juan Pablo, Dios mío, cuídalo de los malos espíritus, del aire, del mal de ojo, de todo aquello que nos ha afectado durante siglos. El gran jerarca católico recibiendo una limpia por parte de indígenas en la Basílica de Guadalupe es una imagen que difícilmente olvidaré. Aunque quizás, el Papa lo haya hecho sólo por si las dudas.

Lugar de donde saqué las fotos: http://www.vatican.va/news_services/liturgy/2002/travels/mexico5.html
http://www.vatican.va/news_services/liturgy/2002/travels/mexico4.html

lunes, 5 de mayo de 2008

Falacias...

Dividí este texto en tres para no hacerlo tan pesado. El que aparece en el último post (el actual) es la primera parte y así sucesivamente…
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Un argumento falaz es aquel que está construido a medias verdades, malas apreciaciones o que no considera todos los elementos necesarios. Se remonta a los sofistas griegos, personas con palabras hermosas, que sonaban coherentes y que convencían a los demás pero que no corresponden necesariamente a la realidad.

Sin embargo, la magia de las falacias es que a parte del mundo les encanta escucharlas. Incluso me atrevería a decir que la publicidad está llena de falacias, en el sentido estricto de la palabra. Todo se refiere a que tal o cual es la mejor opción para mi dinero, que la calidad de determinado producto es superior (a qué? A quién? Cómo me lo demuestran?) o que la calidad del servicio es de excelencia (bajo qué indicadores?).

No veo malo el uso de falacias en la publicidad. Finalmente cada persona tiene la capacidad de elegir sobre los bienes o servicios que desea adquirir. Una adquisición que es producto del esfuerzo de la persona o en su caso, que demerita la posible adquisición de otros bienes.

Sin embargo, en discusiones de orden público hay muchísimas falacias que se esgrimen como argumentos. Aquí el problema de falta de información o análisis profundo de las cosas sí afectan de manera sistemática. Otro problema es que muchos de esos argumentos están inscritos hasta en el orden jurídico del país.

Voy a hacer un recuento de los que recuerdo, argumentando las razones sobre el por qué los veo mal formulados. Podré estar equivocado, pero me encuentro convencido de estas cuestiones.


Falacia 1.


Los capitales extranjeros pueden irse más rápido que los mexicanos, ergo no hay que fomentar a lo loco los capitales extranjeros.

Esta es una cuestión de incentivos. En la discusión de la reforma energética se ha esgrimido este argumento a más no poder. Se ha dicho que si los extranjeros tienen el control del petróleo, ellos solamente se harán ricos y cuando hayan saciado su avaricia se retirarán inmediatamente.

Esto querría decir que los inversionistas mexicanos mantendrían su dinero en el país a pesar de las circunstancias. Yo realmente no veo justificación ni teórica ni práctica de este hecho. Los inversionistas en cualquier materia realizan una inversión pensando en producir riqueza, lo cual es una característica innata de las relaciones de producción. Uno le mete dinero a un negocio de lavado de coches, de satélites o de una franquicia, para hacer más dinero. No conozco a nadie que haga eso con el objetivo principal de perder el capital invertido. En ese caso, sería mucho más productivo meter el dinero al banco o enterrarlo en la tierra para sacarlo poco a poco.

El problema de la inversión extranjera no es que mágicamente los capitales se vayan porque no quieran al país. Se irán si empiezan a perder dinero, tal y como lo haría cualquier mexicano. Nadie le reclama a Slim o a Zambrano (dueño de Cemex) que inviertan en Colombia, Perú o Venezuela. Incluso nadie exige que parte de sus ganancias las retornen a México. Finalmente es su dinero y saben qué hacer con él.

La preocupación de nuestro país no debe enfocarse en cómo evitar que los extranjeros que metieron su dinero lo saquen, sino cómo fomentar que cualquier empresario (nacional o extranjero) pueda invertir su dinero, dar empleos (para redistribuir la riqueza generada), generar ganancia para sí mismo, contribuir al fisco y en un último paso, realizar acciones en comunidades marginadas para mejorar el status quo de los más desprotegidos.

Insisto en que esto es cuestión de simples incentivos. Si el gobierno me dejará poner mi negocio rápidamente, si no pagaré mordidas, si me puedo informar de los requisitos desde cualquier lugar del mundo vía Internet, y si puedo encontrar posibles empleados a través de una bolsa de trabajo en línea, estaré posibilitado para hacer una estimación de si me conviene o no, desde cualquier departamento clasemediero de Suiza. Con esto tendré más incentivos a poner una fábrica, empresa o simple distribuidora de productos suizos en México. Pero si al llegar me salen con que me falta el impuesto no sé qué, que la ley no sé cuál me prohíbe hacer eso por ser extranjero o que hay que pagar por la palomeada del funcionario X, simplemente me retiro y no pienso en México como opción para invertir.

Estoy de acuerdo en que sería más deseable (y sueño con) que un día se pueda sostener un país competitivo con los ánimos y voluntades de la gente oriunda de ahí. Sin embargo, si los incentivos no son los adecuados, también sacarán su dinero.

Al menos en la crisis banquera del 94 yo nunca vi que hubiese manos extranjeras metidas en las irregularidades. Los autopréstamos y la existencia de créditos mal autorizados lo hicieron ciudadanos mexicanos. Inversionistas que vieron las condiciones para hacer crecer su negocio pero que fracasaron. Esa crisis nos ha jodido más que todos los extranjeros que han sacado su dinero del país.

El argumento de que los extranjeros retirarían su dinero más fácilmente viene de una época donde el nacionalismo era muy extremo y no sólo en México, sino en todos los países del mundo. Donde el príncipe, rey o presidente tenían un gran poder de veto sobre las decisiones de los empresarios. Creo eso ya ha cambiado, y lo que se vive ahora no es una actitud de sumisión de los empresarios hacia los gobernantes, sino de amplias interdependencias.

Me gustaría ver qué pasaría si mañana el gobierno mexicano quisiera exprimir a Cemex, Telmex, Liverpool o Farmacias del Ahorro. Estoy seguro que los dueños de esos negocios tan rentables sacarían sus capitales del país para hacer ganancia en otro lugar. La inversión extranjera es deseabilísima, pero hay que buscar mecanismos para promoverla.

Falacia 2

Los ministros de culto no pueden participar en política porque manipularían a las mayorías.

Un día tuve un sueño. Imaginé que el párroco del pueblo de San Pitas enloquecía y se postulaba para presidente municipal. Condicionó a los habitantes a que si no votaban por él, los dejaría de confesar, ya nos les impartiría la comunión, no haría más casamientos, bautizos ni primeras comuniones. Con esa medida terminaba de tajo con todo para lo que el pueblo luchaba, pues la gente de San Pitas sólo vive y ahorra para que cuando les toque ser mayordomos de algún santo o virgen, el dinero les alcance para el mole, el guajolote, la misa y los cohetes.

La gente votó por él por ese miedo y el sacerdote cuando tomó posesión se dedicó a robar (como buen cristiano), explotar a las personas y usar parte del dinero del erario para pláticas sobre educación sexual y noviazgo en el cristianismo, los concubinos son pecadores y la gracia de María en el trabajo de las mujeres. La otra parte del dinero la destinó a construir una gran casa parroquial y a hacer un gran paseo para que llegasen turistas en la semana santa a hacer peregrinaciones a San Pitas.

¿Realmente eso es posible? Claro que sí, pero esas cosas no las hacen sólo sacerdotes. Para muestra, el reciente despilfarro del gobernador de Jalisco, quien construirá con fondos públicos un paseo para turismo religioso en su Estado, y todo al amparo de la ley. El sacerdote condicionó el voto a las confesiones, pero cuántos caciques no condicionaron los votos en tiempos pasados (y también recientes, no me voy a hacer pendejo) a cuestiones como construcción de drenajes, alumbrado, despojo de tierra, etc.

En la mayoría de los países del mundo los ministros religiosos pueden participar en política. En México esto nos da miedo, pues pensamos que intentarán quitar de tajo el Estado Laico del que nos enorgullecemos. Les confiamos un valor extra a sus rezos, como dando por hecho de que si hacen penitencia, Dios les dará el ansiado Estado Católico Mexicano que ellos desean.

No veo en qué parte si en un país se permiten la libertad de culto y de profesión, pueda restringirse a que un sacerdote o ministro pueda pertenecer a una institución del Estado. Creo que tal restricción podría venir pero de las Iglesias hacia sus ministros (pues ellas creen lo que se les antoje), pero no desde el Estado. No entiendo la diferencia espacial entre que le prohíban ser diputado a un ministro religioso que al tendero del pueblo, el capitán del equipo de fútbol de la colonia o el empresario exitoso, estos últimos quizás con mucha mayor influencia que el cura.

Igualmente al menos en el caso de la Iglesia Católica, los curas sólo están de paso. Pocos duran más de quince años en el mismo cargo, en la misma localidad (a excepción de los grandes jerarcas). Por lo tanto, su poder no será infinito, como sí lo puede ser el del cacique que extorsiona a los indígenas.

Por otro lado, creer que todos los católicos votaremos por un cura sólo por ser católico es el mismo supuesto de que todos los poblanos votaremos por un poblano, o que todos los que nos gusta el fútbol votaremos por un futbolista, o que si nos gustan las chichis de Thalía votaremos por Thalía. Al menos yo no votaría por el Kikín Fonseca, Capulina (quien es poblano) o por Thalía.

El último punto que me parece importante es el de la representatividad. El Estado es un órgano que debe representar a los distintos sectores de la sociedad. La Iglesia ha logrado representación y ha podido impulsar sus opiniones desde la sombra, los arreglos informales o en lo oscurito. ¿Por qué no dejar que exprese sus opiniones a través de cauces legales? ¿Por qué no dejar en los ciudadanos si quieren que la Iglesia siga pugnando por un no al aborto o por cuestiones de vida privada?

Dentro de la misma Iglesia Católica hay visiones del mundo. A pesar de tener una estructura impresionantemente piramidal, entre ella misma hay divergencia. Durante los 70 fue común en América Latina la imagen del sacerdote revolucionario. Un cura que llega a una comunidad en extremo jodida y piensa que no puede haber libertad de credo, ni total comunión con Dios si primero no son saciadas las necesidades básicas. Este tipo de sacerdotes crearon hasta una corriente de pensamiento, llamada Teología de la Liberación. En algunos casos organizaron guerrillas y se pusieron del lado del católico jodido, no de aquel que va a misa para que lo vean, o que hace bautizar y comulgar a sus hijas para que vean que son buenas niñas de familia y que da limosna al pobre porque así le dijeron. Esos curas estaban del lado del indígena que no tenía qué comer, pero que ahorraba para las ceras de su santito. Estaban de su lado y tomaron las armas por ellos y con ellos. El más famoso, Camilo Torres Valenzuela (de él es la foto). Incluso recientemente fue electo en Paraguay un sacerdote (o ex sacerdote, neta no estoy muy seguro), el cual representa a la corriente de izquierda y no de derecha, como sería lo intuitivo.

En este supuesto, yo como católico preferiría ver en el Congreso a un padrecito de estos revoltosos, que quieren cambiar la realidad de esas personas desde las instituciones, a tener un gobernador como el de Jalisco, quien regala dinero para la Iglesia como parte de su diezmo. O en un asunto un poco menos claro, prefiero que el sacerdote X introduzca una ley en el Congreso para matar a los homosexuales, a que el obispo de la Ciudad de México negocie o corrompa a algún alto funcionario para que esa ley se apruebe. Que si la Iglesia decide introducirse en los asuntos públicos también pague un costo político y no sólo mordidas.

Suponer que el cura sólo por ser el cura puede hacer que la gente vote por él se me hace un argumento paternalista. Se está suponiendo que las personas tienen poco criterio para votar, lo cual no desmiento, pero es parte del sistema en el que se vive. Si es que existen pocas con poco criterio, ¿qué tiene de malo que voten por el que quieran? Finalmente en una democracia, el voto del más sabio de los sabios vale lo mismo que el de una analfabeta.

Falacia 3

La reelección.

El tema tabú de nuestra democracia. Si mal no recuerdo, en el Congreso revolucionario que dio formación al PRI (o PNR), se dio una larga discusión sobre este tema. Nuestros “ideólogos” en esa fundación (lol) debatieron sobre si iba a ser aceptada en sus fundamentos estatutarios. Al final ocurrió lo que todos ya sabemos: aquí la reelección no entra a menos que el Arcángel Gabriel nos anuncie que debamos hacerla, pero que después todos los mexicanos veamos a Juárez y Madero venidos del más allá, metiendo su mano en las llagas de un Cristo resucitado, como medio para confirmar que así lo quieren las fuerzas divinas y revolucionarias.

Uno de los mecanismos más importantes para garantizar el buen funcionamiento de una democracia es la reelección. Cuando fue pensada la democracia en tiempos modernos, nunca fue concebida sin la posibilidad de que un buen funcionario pudiese repetir los aciertos que realizó. Este es también un mecanismo de castigo para el inepto o corrupto que hizo un mal trabajo.

Me parece increíble que se esgriman argumentos sobre la codicia, avaricia o deseos de poder eternos. Todos los políticos, en todos los países del mundo, como buenos seres humanos, tienen codicia y son avaros. Todos tienen un sueño último que es trascender, al igual que lo tienen los escritores, publicistas, deportistas y artistas. Los medios por los cuales buscan trascender son distintos, incluso entre los mismos políticos.

El problema nuevamente no es la reelección sino la forma del sistema político. Actualmente si yo quisiera ser diputado tendría que afiliarme a un partido político, trabajar mientras estoy de lamehuevos con algún alto funcionario, mientras movilizo la gente que pueda a eventos o mítines. Al pasar los años ese funcionario podría postularme, pero siempre y cuando yo responda a los intereses del partido. Dios mío, hasta parece que estoy hablando de otro siglo. Qué miedo.

En cuanto llegue a la diputación, mi futuro político inmediato y lejano dependerá de mi padrino político o del que me dio la candidatura. No importará que siendo priísta haya ganado en el distrito más panista de todos, o que con mi campaña y carisma levanté el voto hacia mi partido en más del 40%. Esos serán sólo bonos futuros. Cuando llegue al Congreso seré uno más de los XX diputados de mi partido, un voto más de los XX que siempre aprueban o rechazan las iniciativas. No discutiré ni escucharé argumentos, simplemente propondré leyes que no desapruebe mi respectivo jefe. Pensaré que las cuentas públicas de los alcaldes de mi partido se aprueban por cuestiones de gobernabilidad y bla, bla, bla. Por otro lado, atenderé a lo que me diga mi líder parlamentario y no seré desobediente con lo que se acuerde.

Estoy de acuerdo que hay muchos diputados que sí se mueven, pero creo que no hay actualmente debate en el que verdaderamente se discutan ideologías. Discusiones en los que los argumentos de alguna persona pueden convencer a un legislador de otra postura. Se hace lo que dictan las élites y punto.

Si hubiese reelección, yo no podría negarme a presentar ante el pleno una iniciativa para que investiguen al presidente municipal de San Chimoyo, emanado de mi partido, porque violó a hijas de algunas de las 8,000 indígenas que me eligieron. Cada voto que haga en el Congreso se traducirá en un nuevo lema para mi futura campaña. Yo voté para aprobar la ley que te trajo agua, gracias a mi gestión te devolvieron el dinero que te quitó el alcalde ratero, etc.

Naturalmente la reelección no es la solución a todos los problemas. Faltaría fomentar la participación ciudadana, los mecanismos de rendición de cuentas (para que un candidato no me diga que hizo X cosa siendo diputado, cuando en realidad hizo W) y la manera de designar candidaturas. Sin embargo creo sería un gran paso.

Del lado de los presidentes municipales, estos creo tienen aún problemas mayores. El presupuesto de los municipios es ridículo, realmente no tienen muchas maneras de recaudar impuestos y su campo de acción también es corto. Sin embargo ellos se enfrenten a solucionar el día con día de los lugares. Su importancia es gigantesca pero no tienen ni recursos ni tiempo para levantar a un lugar.

Si alguno de nosotros fuese presidente municipal de XX municipio donde hay muchos baches, ¿invertirían millonadas en poner cemento hidráulico en toda la ciudad? Tan sólo con eso se terminaría el presupuesto de los 3 años y ya no habría para modificar el alumbrado público, el transporte (en algunos casos no lo manejan los municipios sino los Estados), la seguridad, etc. ¿Realmente me conviene poner esa obra tan costosa, detener el tráfico tanto tiempo y joderle la vida a los automovilistas para que al final cuando se vean las ventajas en el traslado o el ahorro del bacheo el titular sea otro alcalde? ¿qué tal si el otro alcalde es de otro partido o de otra corriente dentro de mi partido? Yo como alcalde tengo incentivos para no hacer eso y seguir rellenando baches como desde principios de siglo.

Otra cuestión es el tiempo. Si decido crear un gran centro de atención municipal a los pobres, me voy a tardar dos años en licitarlo, que se construya y opere a la mejor manera. Cuando termine la obra, el siguiente alcalde (quien podría ser mi rival) tendrá muchos incentivos a meterle mucho dinero a ese lugar y obtener una renta política de tres años de trabajo. Yo sólo habré obtenido seis meses o un año, pues no me dio tiempo. Luego entonces, mi incentivo está para que construya un centro pitero de atención a los niños pobres, donde después de 6 meses pueda estar trabajando y sacar mi renta política durante 2 años o 2 años y medio. Yo como alcalde no tengo incentivos a hacer cosas que trasciendan, pues sólo estaré tres años y no dependerá de mi trabajo que me quede para obtener la ganancia que espero. Si el jefe de gobierno del DF durara 3 años en el poder, no se habrían construido segundos pisos, ni se pensaría construir ahorita los súper túneles, pues después otro sería el gobernante.

Por otra parte está el costo de aprendizaje de las alcaldías. En un país con más de 2000 municipios, muchos presidentes municipales no tienen estudios de secundaria. En parte culpa del número de municipios tan grande, en parte por el bajo nivel educativo de una zona y en parte por la desidia de los mandatarios. Si para una persona con conocimientos contables y de las leyes, ejecutar proyectos de tipo público es complicado (por los filtros, documentos, reglamentación, etc), imagínense para un señor que siempre ha sembrado maíz y de repente es alcalde. Exactamente en el momento en que ya aprendió a bajar recursos, ZAZ, le quedan 2 meses de gestión y tiene que empezar a cerrar el changarro.

Hubo una iniciativa en el Senado de la República para permitir la reelección en 2005. Tristemente fue rechazada con argumentos cíclicos o tontos, como la ambición. Imaginen: senadores diciendo que no lo van a aprobar por la ambición que ellos mismos o sus compañeros de partido tienen. La neta ya ni sé, quizás ellos hayan sido lúcidos y yo desconozco el grado de ambición enferma de nuestros políticos. El peor me pareció el de la bancada del PRI y una senadora del PAN (no recuerdo cuál). Algo como: no aprobamos esta reforma porque antes tenemos que aprobar otras cosas para que las condiciones cambien.

Está de huevos. No hagamos nada, esperemos a que pasen otras cosas para movernos. No sembremos, mejor esperemos a que la tierra esté húmeda. No pongas alcantarillado, mejor esperemos a que haya recursos para pavimentar. No trates de cambiar el mundo, espera a que este cambie para que luego te acepten como eres.

viernes, 2 de mayo de 2008

I want to break free... What's that??

Las películas gringas se han llenado de guiones que tienen el mismo punto central. Uno podría pensar que desde el 11 de septiembre, aunque la neta yo recuerdo que en todas las del gigantesco director Mel Gibson como Corazón Valiente (lol), pasando por las que abordan sucesos “históricos” como Alejandro Magno, 300, Troya, El Álamo o historias fantásticas como Día de la Independencia. En todas ellas se maneja a un pequeño grupo de personas que luchan por su libertad. Otro concepto tan, pero tan etéreo que acaba perdiéndose en la nada.

Uno de los mejores textos que he leído sobre el tema es uno de Benjamín Constant, un francés que en un ensayo llamado “De la Libertad de los antiguos y los modernos” (algo así iba el título, neta neta no lo recuerdo bien), hablaba sobre cómo en la Antigua Grecia una persona era muy libre mientras más podía participar de los asuntos públicos, mientras que en los tiempos modernos, aquel que era más libre era quien no debía participar en dichos menesteres.

Es curioso y gran ensayo por el hecho de ver ese factor desde mucho tiempo antes. De observar y analizar cómo en la Antigua Grecia, al ser los únicos que podían participar los hombres que no eran esclavos, el hecho de ser partícipe de la democracia griega (que aún no era para todos, pero era lo más democratizante al momento) te hacía sentir libre. Siglos después sucede lo contrario en una sociedad donde al poder participar la mayoría en las decisiones, nos sentimos libres cuando no estamos atados a ellas, por lo que ocupàndonos de nuestros propios asuntos sentimos no estar esclavizados.

Creo esto no tiene mucho que ver con los guiones de las películas gringas. Verdaderamente me cagan sus argumentos por el hecho de presentar historias demasiado planas, en las que un pueblo esclavizado busca su libertad. Jajaja. Realmente en todos esos guiones la gente no busca la libertad, sino seguir viviendo esclavizados bajo su propio dictador local o en su caso, desesclavizarse de un reinado para pasar al yugo de otro. Eso no es buscar la libertad de un pueblo, sino simplemente modificar las élites o el sistema de cobro de impuestos.

La verdadera libertad no puede encontrarse en ningún lugar en el que falte respeto a la voz de los demás, en el que al nacer todos tengan la misma oportunidad de ser un empresario exitoso, un gran político o el barrendero que vive dignamente haciendo lo que más le gusta en el mundo: barrer. En esos ejemplso gringos, los pueblos no luchan por su libertad, sino por su ídolo, rey, pastor o futuro conquistador.

Por lo tanto, creo que la libertad a nivel grupal es algo demasiado etéreo y que siempre llegará a confundirse con el entorno. Lo que sí creo es que un hombre es libre cuando puede hacer lo que le gusta, teniendo una remuneración acorde con el nivel de beneficio que genera a los demás. La completa libertad en las sociedades actuales, como dicen Rawls y tantos partidarios de la justicida redistributiva, nunca se logrará si no existen igualdad de oportunidades para los individuos.

Esto también implica que uno es libre de ser flojo y no hacer nada, pero con el respectivo castigo en cuanto a las comodidades a las que aspira.

Sin embargo, creo que la libertad nunca podrá ser alcanzada por los humanos. Siempre tenemos algo que nos esclaviza, que no nos agrada y nos hace sentirnos poco libres, que mengua nuestros deseos y aspiraciones. Hace unos 10 siglos esto era la esclavitud, unos 8 siglos después se tradujo en la falta de opciones para participar y decidir de los asuntos comunitarios, mientras ahora esta falta de libertad implica que no nazcamos con las mismas oportunidades (que no implica necesariamente nacer con los mismos recursos). ¿qué pasará cuando esto sea así?

Quizás yo no viva para verlo, pero sí creo que en unos 6 siglos los humanos nacerán bajo las mismas oportunidades. En ese momento, estoy seguro que se continuarà escribiendo sobre la libertad. Los teóricos de esos tiempos se quejarán de que faltan X circunstancias o W cuestiones para que la humanidad sea libre. Habrá otro tipo de restricciones, que no tendrán que ver con la igualdad política, social o económica al nacer, sino con alguna otra circunstancia.

La libertad es un anhelo de la humanidad. Un anhelo que nunca podrá ser saciado, y cuando lo sea se escuchará que hacen falta nuevas libertades. Hoy existen muchas sociedades libres. Lugares donde puedes escuchar RBD, Daft Punk, Silvio Rodríguez, Bach o Bob Marley. Sociedades donde puedes salir a la calle vestido de negro, morado, azul, con shorts o pantalón. Se me ocurre que ese puede ser uno de los cambios que reclamará la libertad. Que pueda ir al trabajo con huaraches, pijama, playera naranja de “Vota por el Convergencia” o asistir a una boda con mi playera de las Chivas, short azul y espinilleras. Poder ser quien quiera en el momento que quiera. Ser verdaderamente libre, olvidándome de lo que me
dicta la sociedad.

De momento, yo me siento libre en un país como México. He tenido oportunidades que muchos no tuvieron al nacer y eso me hace sentirme libre para decir lo que quiera, votar por quien yo quiera, escuchar al artista que se me antoje e ir al cine a ver lo que se me antoje, desde una película de Disney hasta una ocho X. Sé que tengo que ajustarme a ciertas reglas de la sociedad, pero me siento libre. Faltará luchar porque otros puedan sentirse tan libres como yo.

No creo que las películas gringas cambien. Sé que nunca lo veré, pero puedo apostar a que en 4 siglos se seguirá hablando de libertad. Se dirá que en la campaña de 2006 las personas votaron por Andrés Manuel o Calderón porque no se sentían libres, que Obama perdió la elección de 2008 porque la gente quería seguir siendo libre con los republicanos, o que los jugadores de Alemania en el mundial del 54 se esforzaron y ganaron el campeonato porque querían demostrarle al mundo que una sociedad ya liberada podía ser triunfadora. No lo hicieron por gloria, sino por libertad.

Tal y como Alejandro Magno, Aquiles o William Wallace. Ninguno en el cine fue un conquistador, rebelde, pistolero o asaltante. Todos fueron próceres de la libertad, pues esa palabra es tan fácilmente aplicable que cualquier persona podría llamarse así. Tan fácil es usar esa palabra que hasta a Dios le pedimos que nos libere de nuestros pecados.

La neta yo no creo que Alejandro, Aquiles o William Wallace hayan sido libertadores, sino todo lo contrario. Dominadores de otros pueblos, pero que al dominarlos les mintieron para decirles que realmente los estaban liberando de sus otros dominadores. Libérame para hacerme esclavo, no del de antes, sino ahora de ti. Como cuando uno se vuelve a casar. Sale del yugo de una domadora, para entrar a un nuevo calabozo.

miércoles, 30 de abril de 2008

Intolerante a la intolerancia

Hace menos de cuatro días fui testigo de una charla muy interesante. Un amigo con tendencias a la mochez más extremas (ojo: tendencias) y otro amigo ciertamente muy liberal comenzaron a discutir sobre educación sexual en los menores. El primero dijo que nunca en la vida daría un condón a sus hijas, pues promovería su promiscuidad y que se embarazaran a los 12 años, mientras el segundo decía que precisamente para que no embarazaran a los 12 años, les hablaría a sus hijas sobre cómo cuidarse.

No voy a discutir sobre ese punto específico, sino que me llamó la atención que al finalizar la discusión ambos se catalogaron mutuamente como intolerantes.
Intolerancia. La misma palabra que utilizan en la tribuna del Senado, tanto legisladores del PRD como del PAN y el PRI. Un adjetivo tan subjetivo, aplicable a toda circunstancia y deslegitimador a toda propuesta que puede ser usado como decir que algo es feo o bonito. ¿Qué tendencia es más intolerante? ¿La izquierda en pro de los derechos de los individuos o la derecha en contra del libertinaje?

Durante la Universidad el texto sobre el tema que más impresionó fue escrito por John Locke, por el siglo XVII y cuyo nombre es: Ensayo sobre la tolerancia. Es un libro escrito durante los años 1600 y tantos, por lo que es asombrosa la lucidez del autor para expresar su punto de vista, tomando como eje central de la discusión sobre la tolerancia religiosa. En una sociedad donde sólo había cristianos, Locke asevera que deben de respetarse otros credos, que el Estado debe ser garante de ello y no sólo eso, sino que a los católicos intolerantes no puede aplicárseles tal principio.

Respecto al punto del que les comentaba sobre la discusión de mis amigos, yo creo que la derecha en su forma más radical es más intolerante que la izquierda en su forma más radical. En una situación hipotética, en la que se encuentren el cura más opus dei del opus dei y el anarquista más anti Estado de la Liga Anarquista Mundial, creo que los argumentos menos insensatos provendrán del anarquista. Es una cuestión discutible y variará por tema, pero en forma general, el hecho de que el sustento último de la derecha sean cues
tiones basadas en la Fe y no en la razón, provoca que no se discutan sólo ideas sino posturas irreconciliables.

Dicho de otra forma, si el anarquista y el sacerdote discuten sobre el aborto, el primero comenzará diciendo que cada persona es responsable de su propio cuerpo y que nadie, ni el Estado ni nadie tienen capacidad para decidir lo que esa persona quiera hacer. Por su parte, el sacerdote partirá de un principio religioso: Dios nos da la vida y nadie puede quitarla. El sacerdoet pone fuera de su discusión si existe un Dios, si es éste o uno de sus súbditos el que nos da la vida o si el Dios verdadero (suponiendo que no sea el suyo) sí nos da derecho a quitar la vida. Llegará un punto de la discusión en el que el anarquista aceptará que una persona no quiera abortar si esta persona no lo decide así, mas el sacerdote nunca aceptará que alguien quiera abortar sólo porque así lo decide.


Es un tema largo y encontrar al verdadero y más intolerante será difícil en cada uno de los temas. El punto básico para ser tolerante es estar abierto a escuchar las opiniones de los demás, a decir el clásico dicho de Bora Milutinovic: Respeto opinión, pero no comparto, y a saber a conciencia que lo que se discute en toda discusión son ideas, no personas. Yo puedo estar a favor o en contra del aborto, pero no estar a favor o en contra de alguien que se practica un aborto.

Ahí viene un hueco importantísimo, que mal llenado puede terminar en tragedias como el Holocausto, la formación del Ku Kux Klan o Al Qaeda.
No creo que esto último sea incongruencia.

Todo el mundo occidental actual condena la violencia injustificada. Incluso en algunos casos llegamos a condenar aquella que es justificada, dígase la que ejerce legítimamente el Estado. Sin embargo, creo todos podemos discutir ideas sobre el tipo de
sociedad que traen los emos, los homosexuales o los drogadictos, pero siempre tomando como punto de partida que discutimos sobre esos temas como conceptos y no como personas.

Yo puedo ser tolerante y estar en contra de la forma de ser del concepto tradicional de un judío, pero esa misma tolerancia me abre la puerta a que pueda discutir sobre lo que pienso y no tratar de exterminarlos por pensar distinto a mí.


Finalmente, de todo el tema de la tolerancia me causa algo de ruido la falta de lógica en cierta paret de la discusión de este tema. La tolerancia trae dentro de sus posturas un contra argumento cíclico contra ella misma. Una persona completamente tolerante deber serlo ante todo tipo de posturas, incluso aquellas intolerantes. He ahí la importancia de distinguir entre ideas y discusiones con personas y hechos. Algunos pensarían que si fuésemos completamente tolerantes a los emos, también deberíamos serlos a aquellos que piden su exterminio. En este último caso, creo lo más importante es escuchar razones y no aplaudir hechos, y en caso contrario esperar que el Estado use la fuerza legítima que posee para evitar que sean exterminados.

sábado, 26 de abril de 2008

Son los incentivos, Estúpido!!!

Al nacer en un país como México, la mayoría de los ciudadanos hemos fomentado la corrupción. Todos hemos escuchado experiencias sobre personas que han dado mordidas, en algunos casos muchos de nosotros lo hemos hecho por pasarnos un alto o tener miedo al alcoholimento, y en otros casos se ha llegado a niveles más altos.

Algunas personas han interpretado la corrupción como una cuestión de valores. El policía que me acepta la mordida es corrupto porque es un ratero en potencia. El ciudadano que da la mordida lo hace porque es una mal ciudadano que no respeta la convivencia acorde a las reglas en términos generales.

Uno de nuestros graves problemas es la falta de un Estado de Derecho. Esto es que exista una justicia pronta y expedita. Que si me roban mi cartera no tendré que hacer un trámite de meses y meses para que al final no la encuentre. Eso me incentiva a evitar hacer ese trámite, pues finalmente no la voy a encontrar. El incentivo correcto sería dar la oportunidad de hacer un trámite sencillo, pero que me brindase una esperanza (aunque fuese muy pequeña) de poder encontrar lo que me robaron.

La corrupción implica dar un cauce equivocado a las leyes e instituciones existentes. Esto va desde querer hacer más fácil un trámite por medio del dinero, hasta desviar fondos públicos para benenficio personal. Esto implica que aquellos recursos que eran destinados en un origen para el de la mayoría de nosotros, al final terminasen en los bolsillos de una sola persona. La lógica es igual en las mordidas a los policías. En teoría, la multa que mereceríamos por haber quebrantado una ley debería terminar en las arcas del gobierno, para que este a su vez pudiese realizar acciones que beneficiarían a toda la ciudad, pero termina en el bolsillo del policía corrupto.

La neta no me creo aquello de que la corrupción sea una cuestión de valores. Me parece un posicionamiento demasiado subjetivo, iluso y hasta tonto. Creyendo que con educación cívica podrá cambiarse todo con el pasar del tiempo me parece tierno y noble, pero irreal. La gente que corrompe al policía lo hace porque sabe que es la solución más sencilla. En este sentido, ¿ por qué no hacer parte del sistema una solución sencilla?

El siguiente ejemplo me parece muy ejemplificativo. Yo tengo prisa por llegar al trabajo o a mi examen final en la uni porque voy retrasado diez minutos . Por ese hecho, me paso dos altos. De repente escucho las sirenas y me detengo. El poli me echa un rollo de otros cinco minutos, con lo que mi retraso se extiende a 15 minutos, lo cual implica un contrato menos o dos puntos menos en mi calificación del examen. De repente el policía me dice que me tiene que llevar al corralón por X circunstancia. Realmente me conviene eso? Si llego al trabajo puedo conseguir 500 pesos diarios y si paso mi examen me ahorro 2000 pesos de la materia en la universidad privada que estudio. ¿qué es más fácil? Darle 200 pesos al policía y todos felices y contentos. Esto aunado a que me ahorraré el costo de salirme del trabajo o la uni otro día para ir a tránsito y pagar mis 230 pesos de multa y 400 del traslado al corralón, lo cual me llevará 4 horas de mi vida.

Esta situación es en demasía normal. Pero qué pasaría si en lugar de pensar en el trámite, podría pedirle una disculpa al policía y pagar mi multa en el momento con una tarjeta de débito (método usado en el DF que me parece súper eficiente). En lugar de darle varo al poli, pago mi multa, contribuyo al fisco, no voy al corralón y no tengo que perder por el tiempo perdido para sacar mi coche.

Eso ocurre también porque el policía sabe que aceptar (no sólo pedir) mordida no le genera ningún gasto. Ellos no tienen el riesgo de que los corran y pueden ganarse 200 pesos más al día con mi caso, más los otro 8 casos que llegarán a atender. Lo que fomenta la corrupción no son los valores con los que nacen los ciudadanos de algún lugar (aunque influye de manera general), sino el arreglo institucional que exista en el ambiente. O en ese caso, ¿por qué cuando los mexicanos salen de su país, súbitamente dejan de dar mordidas? Porque saben que no se las aceptarán y porque saben que pueden meterse en un problema mucho peor.

Tenemos un problema de corrupción y hay dos alternativas: modificar el sistema de incentivos para ver resultados en dos años o incentivar cuestioens de valores y cosas así para ver el resultado en 20 años. Durante los años he leído mecanismos que han usado en otros países para reducir este factor, pero los más importantes me parecen:

1. Mejorar la situación laboral de las personas susceptibles de ser corruptas. Esto va desde la señora en la ventanilla del trámite para sacar el acta de nacimiento, IFE o permiso para construir, hasta el alto funcionario que tiene una empresa de galletas y puede autocontratarse. La lógica es dar el mejor trabajo posible, por medio de opciones ventajosas para conseguir casas, un bono anual superior a la prestación de ley o un posicionamiento mediático que permita al funcionario alto ascender acorde con su trabajo. Esto orillaría a que estas personas hagan lo posible por no perderlo y no arriesgar su excelente situación laboral.

2. Imponer mecanismos de sanción eficaces a funcionarios corruptos. Esto se refiere a que en situaciones de corrupción en el nivel más baja, se inhabilite automáticamente a los policías o personas de la ventanilla. Esto es que puedas perder tu trabajo por aceptar 100 varos, situación por la que no aceptas los 100 varos. En niveles más altos esto debe ser reflejado en quitar al funcionario del puesto e incluso privarlo de la libertad si se le descubre algo, y no como ahora que puedes torcer las leyes y al final con un buen abogado te llevas 20 años el juicio.

3. Imponer mecanismos de sanción eficaces a ciudadanos corruptos. Si yo al ofrecerle dinero al policía corro el riesgo de tener que pagar el triple de multa, preferiré mantenerme callado e intentar irme de la manera más sencilla. Aquí algunos pensarán que no es posible, por el hecho de que el policía no denunciaría el hecho. Sin embargo, con un grupo de uniformes de policías a lo que aleatoriamente se les asignan micrófonos, esto podría controlarse. Con el 5 o 10% de probabilidades reducirás los incentivos a que el ciudadano trate de corromper al policía.

4. Correcta difusión de los resultados. Este punto es poco abordado, pero también es vital. En un esquema donde las multas o los trámites se paguen como debe de ser, es necesario que la población vea que el pago de esas multas se va a algo útil y no al bolsillo de otro funcionario. Hacerme sentir bien porque con el pago de mi multa de cuando iba tarde al trabajo, se pudieron mejorar las vialidades para que no se me ponche una llanta por un bache.

5. Esquemas institucionales y autónomos para castigar. Esto quiere decir que el triunfo de tal o cual candidato no afectará los arreglos institucionales que existen, o que si lo quiere hacer le costará demasiado trabajo. Para evitar que si mañana un presidente o gobernante logra esto, en 18 años el nieto de López Portillo entre con las mismas reglas y no joda lo que ya se hizo, o en su caso, que el sistema para cambiar estas cosas sea un proceso complicado.

Si bien son soluciones que requerirían cambios diametrales en el esquema de las ciudades, siempre puede empezarse con algún objetivo sencillo y específico. No tratar de un día a otro evitar toda la corrupción, pues hasta en los países más avanzados se llega a dar. El caso es ir por objetivos pequeños, como decir que se pretenderá disminuir el número de multas por accidentes de tránsito en determinada colonia o eliminar el número de mordidas para agilizar los trámites de construcción.

A nivel federal noto un gran número de ambios, con todo y los hijos de Martha o cosas así, tristemente a nivel local me parece un problema que seguirá, pues las mismas élites son comparsas de un sistema corrupto que los beneficia.

sábado, 19 de abril de 2008

Me violento


Hace poco una organización de jóvenes llamada G21 me invitó a participar como jurado en una fase de su concurso de debate estudiantil, realizado en el Congreso de la Unión . Este grupo organiza anualmente un Concurso de Debate Internacional, con la participación de representantes de varios países de América Latina.

Los participantes son en su mayoría chavos de prepa, por lo que si bien se preparan arduamente, en algunos casos los tópicos son abordados de manera muy superficial.
En la final se enfrentaron dos equipos buenos en demasía y esta última ronda fue sumamente interesante. Los chavos se prepararon muy bien, y en este caso el tema de la final fue sobre las posturas de las izquierda y derecha políticas. A pesar de que ambos términos son en general ambiguos y que se pueden cruzar sin ninguna incongruencia ideológica, los muchachos dieron muy buenos argumentos.


El punto de esta introducción y de este post fue algo que ambos grupos dieron por descontado: la violencia de la izquierda. La forma en que esta toma como punto de partida la violencia para llevar a cabo sus objetivos y cómo la derecha es mucho más estable. Eso me generó mucho ruido, pues no es cierto, mas escuchar a chavos preparatorianos bien preparados sobre el tema, tomando eso como algo que ya está dado, me generó mucho ruido.


La izquierda no es más violenta que la derecha y nunca lo ha sido. La derecha ha sido creo yo mucho más despiadada. Los gobiernos nazis y fascistas me parecen el caso más ejemplificativo, al igual que el régimen de Franco, Pinochet, etc. Por otro lado, ¿no es también violencia la censura? En este sentido ambos tipos de ideologías han sido por demás violentos. La violencia no es una característica de una ideología, sino de la naturaleza humana. No somos violentos por ser partidarios del comunismo, somos violentos porque somos humanos (y aparte somos comunistas).


Creo esa idea está muy ligada con la actitud que ha tomado Andrés Manuel en los últimos meses (años). Una provocación a la agresión natural, en la que si bien no termina de lanzar el puño, si escupe, grita, insulta y manosea todo lo que se puede para que lo golpeen. No concuerdo con esas formas en lo más mínimo, aunque hay parte de su proyecto (si es que tiene) con el que sí concuerdo y me parece necesario.


A este país le hace falta un cambio de élites. Ya se han dado con anterioridad, tanto en la Independencia, las miles de guerrillas en el siglo XIX y la Revolución, pero todas estos sucesos han venido acompañados de movimientos armados. No estoy en contra de la privatización de PEMEX, al contrario, me parece que bien estructurada una reforma podría dar los incentivos para que la compañía sea rentable. Que acompañada de modificaciones fiscales podría usarse el petróleo para generar ahorro y no simplemente gasto. Creo lo mejor manera de hacer eso es privatizando, para que una empresa sea quien se rompa el hocico con el sindicato y no el gobierno.


Sin embargo, la neta no creo que se pueda dar un esquema así, por lo que me inclino porque el Estado administre pero suscriba convenios con particulares, incluso dando concesiones. La neta privatizar me agrada, pero me aterra que pase lo mismo que con Telmex o Banamex: una privatización hecha a modo para que un mexicano se haga mucho muy rico y luego solicite competencia a otras empresas que están en desventaja (dígase: último anuncio de Telmex).

No es por estar contra Slim, es por el hecho de que hace falta que la clase media tenga movilidad, que el hijo de un campesino pueda ser un empresario próspero, que ya no haya violadores sin castigo por ser hijos de tal o determinado político, que se el México sediento de justicia encuentre su agua.


Creo la izquierda deberá cambiar sus métodos, aunque quizás a todos aquellos que nacieron desprotegidos no les quede más que recurrir a lo que recurrió el bandido Villa, el patarrajada Zapata, los subciudadanos Iturbide y Aldama o el indio Juárez: a tomar las armas y hacerse justicia por sí mismos. Necesitamos más igualdad y hay que buscarla pacíficamente, sería bueno que comenzásemos a cambiar nuestro México injusto, en pos de evitar esa catástrofe.

By the way, yo me considero un izquierdista defensor de emos, homosexuales e indígenas en términos políticos y jurídicos, mientras soy un derechista neoliberal y amante del libre mercado en términos económicos. Acaso tengo una incongruencia? Yo creo que no.

X cierto... este link hace un buen análisis sobre la toma de la tribuna: http://www.jorgezepeda.net/

miércoles, 9 de abril de 2008

Voto por...

El amigo más perredista que tengo (miembro del PRD desde los 15 años, en varias elecciones cazamapaches, que se plantó afuera del IFE después de las elecciones 2006, vivió en Reforma un mes durante la toma y nunca falta a movilización alguna de AMLO e incluso se refiere a sus convenciones como “ir a escuchar misa”) un día me dijo algo demasiado curioso, palabras más, palabras menos: “no puedo creer que Calderón ha sido presidente nacional de su partido, estudiante en Harvard, presidente del Congreso, secretario de Estado y presidente de la República antes de los 50 años, y aún así continúe pensando en que es un pendejo”.

Un día le platiqué esta anécdota a uno de los amigos más panistas que tengo (con afinidad a los grupos de ultraderecha, miembro del PAN desde como los 14, creo que secretario juvenil en algún municipio de su Estado y fervoroso asistente a las peregrinaciones al Cerro del Cubilete) y su respuesta me sorprendió. Parafraseándolo me dijo: “pues sí, pero no puedes pensar que es chingón sólo por los puestos que ha tenido, hay que ver el desempeño en los puestos, pues como presidente del PAN y del Congreso negoció con el PRI cosas que no debió de hacer, no sacó la reforma energética y como presidente se ha vuelto un poco cerrado con los grupos panistas no afines a él. No tiene una idea de gobierno a través de valores o algo así y es demasiado pragmático”.

Pongo esto como ejemplo por la forma en la que se da la experiencia, en la que mi amigo panista critica a Calderón y el perredista lo alaba. Siempre que hay votaciones inmediatamente los candidatos nos dicen los puestos que han desempeñado, pero no recuerdo elección en la que alguien ponga a la luz pública los logros realizados bajo un esquema confiable. Me refiero a no decir: bajo mi gestión como XXX se crearon 8,000 empleos o cuando tuve tal puesto apoyé a las madres solteras con XXX pláticas. Finalmente dentro de una elección creo esos datos se vuelven irrelevantes, por lo que el comportamiento del votante acaba llevándose más por los puestos que se han tenido y no por lo realizado.

Esto aunado al sinfín de frases banales que hay respecto a términos tan etéreos como gobernabilidad, corrupción, beneficio a los amigos, bla, bla, bla. Acusar que un candidato dio un contrato de XX millones de pesos a una constructora, son en su mayoría señalamientos muy endebles. En lugar de demostrar que la empresa no tenía la capacidad para hacer el tipo de cosas para las que se le contrató o las hizo mal (como las empresas de los hijos de Martha), se trata de demostrar que ayudó a sus amigos (quienes pueden ser expertos en el tema). Sé que no estoy en un mundo ideal, pero creo las acusaciones deben ir más enfocadas en el segundo que en el primer punto.

Si un candidato me dice que fue Subsecretario de XX cosa, la neta a mí qué. Si el candidato B fue Secretario de Salud, a mi como mediano empresario debería de importarme un bledo si me dedico a vender software de computación. Si la candidata C fue diputada o senadora y bajo el Senado impulsó la Ley de Medios, a mí qué chingados? Si soy un simple consumidor que gusta de ver los juegos de la selección, las chivas y el super bowl.

Finalmente lo que se trata de demostrar con esos argumentos es que el candidato trabaja. Trabaja haciendo iniciativas, trabajó jugando fútbol siendo un triunfador, trabajó buscando que se dieran capacitacones, en fin… ¿pero no es el amor al trabajo algo que per se todo aspirante a puesto de elección popular debería tener? Entonces, ¿por qué buscar que ese mecanismo determine el voto de los votantes? No sé si sea tan elaborado el argumento, pero creo que comparar curriculums para puestos grandes es ridículo. En votaciones pequeñas me parecería un gran mecanismo, pero en lugares con más de 100,000 votantes, ¿para qué?

¿Será esta la razón por la que los expertos en opinión pública decidieron cambiar la forma de la elección y llevarla a algo muy simple? Ganar con frases como: quiero representarte, para llevar tu opinión al Congreso (música de fondo melosa); conmigo sí aspirarás a tener una gran vida (con música de decisión); si me eliges combatiré la corrupción (tambores en el fondo). Lo peor es que pasa igual en TODOS los países del mundo que conozco, o al menos en aquellos con sociedades muy heterogéneas.

Votamos por un jingle, por una sonrisa, porque la candidata se parece a Lucía Méndez, porque el otro candidato es un naco, un pelele, porque el de nuestra preferencia es un bravucón y no se deja o simplemente porque es el que va a ganar. En lugar de fijarnos en si alguien tiene visión de Estado (y no sólo para el Ejecutivo, sino también para el Legislativo), congruencia con sus actos y que en general represente nuestros intereses (porque nadie lo hará de manera total). El dilema que aún no resuelvo es: ¿Cómo medirlo? ¿Alguien tiene alguna gran idea para hacer esto? Si es así, le pido me lo haga saber.

Tengo miedo en que un día lleguemos al extremo de elegir a un actor como Valentino Lanús, a Dulce María de RBD, al Cibernético, el Chelís o Swarzcheneger (jejeje, quizás si hubiera dicho esto hace unos diez años, hoy sería un profeta).

miércoles, 2 de abril de 2008

Me quejo de Mafalda porque vivo en Mafaldalandia

Me gusta la democracia. Me gusta el creer que a través de mis acciones puedo influir y mejorar mi entorno, que creo es la razón básica de esa forma de llevar nuestra vida diaria. Creo en el voto y en la participación de los ciudadanos.

A veces me imagino naciendo en siglos pasados, como muchas otras personas. Sin embargo, casi siempre esas alucinaciones producen imágenes en las que uno es el rey, un miembro de la nobleza, el clero o un alto mando del Ejército de la Florencia del siglo XV, la España o Francia del siglo XVII, la Gran Bretaña del XIX o el Imperio Mexica.

Pocas veces (o ninguna) nos planteamos en esa imaginativa como un campesino que todos los días ve sus animales o sus cultivos, como el peón que viste al monarca o al noble, o como el vendedor de pescado en el mercado. Creo la democracia nos da la oportunidad, aunque remota, de poder cambiar nuestro entorno, nuestra persona y nuestras aspiraciones.

Cuando se habla de democracia la mayoría de las personas piensan en las elecciones. Aunque creo es lo más importante que se desprende de tal manera de organizarse, estoy convencido que paulatinamente deberán buscarse nuevos mecanismos. Una elección democrática tiene mucho sustento lógico en grupos pequeños de personas, pero tengo y tendré mis dudas respecto a lo útil o eficiente que puede ser en grandes proporciones.

Si nos reímos de que en otras culturas se decidían cosas trascendentales por los eclipses, las mareas o el resultado de un juego ridículo, ¿realmente es abrumadoramente mejor el voto? ¿qué diferencia hay entre elegir a alguien porque encontró un caracol mágico a que todo el mundo se tenga que aguantar a alguien porque fue el que más votos consiguió? ¿es tan lógico que en un lugar donde hay 100,000,001, deban de aguantarse 50,000,000 una decisión que no apoyaron? Una decisión que se dio en un voto sobre el cual la mayoría de los que participaron no tenían ni idea de lo que hacían. No lo sé y en ocasiones se me hace un poco ridículo y quizás origine risas de las personas que lo conozcan en varios siglos. En otro post escribiré sobre lo que creo se produce cuando votamos en masa y cuando nuestras decisiones son prácticamente irreconocibles. Puedo creer en el proyecto de Andrés Manuel porque creo que hace falta un cambio en las élites del país, pero a la vez puedo estar en contra de su política de nacionalización anacrónica del petróleo. Puedo creer en el proyecto de Felipe Calderón en su lucha contra el narco, pero no estar de acuerdo en su pragmatismo. Nadie, nadie, nadie se encuentra completamente a favor de uno u otro proyecto (igual y ni los mismo candidatos)

Entonces... ¿por qué votamos? ¿es eficaz poner tanto en tantas personas? ¿vale mi voto si el prd moviliza 2,000,000 de personas? Son simples alucionaciones que me parecen interesantes y que a la otra debatiré mejor.

Lo que sí creo es que es mucho mejor tener un sistema que paulatinamente desprende en mayores oportunidades. En que si nazco hijo de campesino, aspiro a terminar la preparatoria (con todo y la gigantesca desigualdad en un país como el nuestro), en el que me puedo expresar como quiera (con todo y la censura a los medios que sigue habiendo) y en el que puedo caminar libremente sin qeu súbitamente llegue alguien a quitarme mis cosas (con todo y el narcotráfico y la inseguridad).
En fin, nos quejamos de la democracia porque la democracia deja que nos quejemos de ella. Si no pudiéramos hacerlo, estaríamos dentro de otro siglo, donde la gente no se enteraba de los asuntos públicos no porque no quisiese (como ahora) sino porque no podían informarse y si acaso podían informarse, no podían quejarse.

Irónico, no?? Me puedo quejar de la democracia porque vivo en una democracia. Me quejo de Mafalda porque vivo en Mafaldalandia.

lunes, 24 de marzo de 2008

Komo ze ezkrive...


En un congreso de lengua hispana, hace como unos veinte años, se propuso eliminar de la escritura española, aquellas reglas que lo hacen distinto a otros idiomas. ¿Por qué no cambiar los dos usos que tiene el sonido de la /k/ (c, k), por una sola letra? ¿Por qué no acentuar (o dejar de hacerlo) todas las palabras del idioma, para evitar las confusiones y errores ortográficos?

El ponente que propuso que de tajo komenzasemos a eskribir asi, fue el mismo Gabriel García Márquez, premio nobel de literatura y uno de los mejores escritores en habla hispana. Para un idioma hablado de distintas maneras por personas de muy distintas características, esto no tendría mucha locura. Si un francés, británico, chino o gringo aprende español en España, no podrá presumir que se comunica sin problemas en Venezuela, Argentina, Colombia o incluso México.

Finalmente quiero llegar al lado contrario del que empecé. En el español existen ciertas reglas que deben seguirse para lograr una adecuada comunicación, o al menos eso creo yo. Todas esas reglas responden a una lógica que muy pocas personas razonan. Los acentos no están por si alguien quiere usarlos, sino que te muestran el lugar donde una palabra suena más fuerte. Cada verbo tiene un participio, un gerundio y una forma de volverlo sustantivo. La expulsión es expulsión y nunca expulsación porque no hay que enredar más las palabras.

Particularmente tengo un delirio enfermizo por la ortografía. De 3000 palabras que me den a escribir máximo alguna falta de ortografía en 2. Incluso hay palabras de las que siempre tendré duda de cómo se escriben y prefiero evitar escribirlas. Por ejemplo, el gerundio del verbo ir se escribe yendo, mas en algunos libros he encontrado iendo, y en algún comercial alguna vez encontré llendo (aunque Word le da la razón a la Y griega). Otra duda interminable será la palabra consciente, pues la Real Academia de la lengua y el Word de Microsoft admiten también consiente (que es una conjugación de consentir) y conciente. ¿Qué diferencia hay entre la que tiene SC y la que sólo tiene S? ¿Por qué si las dos vienen de conciencia (o eso quiero creer) se escriben distinto? Espero algún día saberlo.

Falta mucha educación en la escritura, así como darle el valor que merece. Con las computadoras la mayoría de las personas han dejado de encontrar errores en la escritura de los demás, pues no notan ni los suyos propios. Si la máquina no sabe distinguir entre el término, termino y terminó, los humanos se referirán a cosas que no quieren decir.

Siempre consideré que la manera más sencilla para aclarar dudas al escribir era recurrir a los medios de comunicación. Tristemente ahora se encuentran llenos de errores. Por la premura por terminar pronto la edición, a los diarios se les escapan varios errorcillos. No creo que ahí pase mucho, pues salvo el Intolerancia (diario de Puebla y con al menos 2 faltas diarias imperdonables) y en ocasiones más esporádicas El Sol de Puebla, la mayoría de los diarios que frecuento no cometen errores sistemáticos (como escribir cuál 80 veces sin acento) ni mucho menos perceptibles para la mayoría de la gente (como no acentuar sólo cuando puede sustituirse por solamente). En la mayoría de los casos son simples errores de dedo, pero que sin embargo no deberían existir.

El mayor problema en la ortografía de los medios creo viene por los publicistas. Leo publicidad en revistas y siempre encuentro errores sistemáticos y que se ve no fueron causados a propósito para generar alguna reacción en el público. Ver que de 30 anuncios donde se usa la formulación: te has preguntado el por qué (frase que me orillará a comprar algo); sólo 5 la escriben bien, me hace pensar en que el problema puede agravarse por no buscar mecanismos que solucionen esa situación.

La publicidad atasca muchos espacios y aunque mi idea pueda sonar provocadora, sí creo que debería haber una sanción económica por publicar un anuncio, barda o nota dentro de un diario o un programa de entretenimiento con faltas de ortografía. Si me quieren vender algo o provocarme que haga conciencia sobre X asunto, al menos pediría que me lo presentasen como se debería. Neta prefiero mil veces que me enseñen una chichi completa, a que escriban con errores ortográficos (¿Quién no me apoya?)

Si la gente no lee mucho y luego lo que lee está mal escrito, pues no sé si empezar a apoyar la propuesta de García Márquez o seguir obsesionándome con mis acentos, las s o una z.

¡¡Multa a los medios de comunicación por faltas de ortografía en los textos que difundan!!