sábado, 28 de noviembre de 2009

Cultista wikipedioso

Los canales culturales suelen ser muy aburridos. Incluso a mí que me gusta leer y que eventualmente ve alguna película de cine europeo me parecen pesados. Quizás sea mucha incultura o mucha presunción de los "cultos".
La belleza en el mundo se aprecia si se tienen herramientas. La gente regularmente malparidea de política mientras menos sigue noticias -salvo algunas excepciones como dice Sartori-, los detractores del futbol son quienes jamás han jugado o visto un partido completo en su vida y los que odiamos las telenovelas no nos chutamos El Privilegio de Amar ni María la del Barrio.
Desde que llegó Jorge Volpi al canal 22 pareciera que existe un cambio, aunque mínimo. Algunos programas tratan de enseñar cómo apreciar la danza, la ópera o una puesta en escena. Si durante las olimpiadas necesitamos que Nadia Comaneci nos explique por qué una acrobacia en gimnasia está bien o mal ejecutada, en cuestiones culturales el reto es mayor. Una visita al Museo de Arte Moderno puede ser un paseo donde sólo pongas cara de intelectual, simules entender la complejidad de un montón de manchas sin sentido y voltees a ver a otras personas que hacen lo mismo. Si alguien explicara el trazado o el sentido detrás de varias manchas, el trabajo sería más sencilla. La cultura debería explicarse con manzanas y peras o con ejemplos de tortillas y telenovelas.
Uno de los primeros "cultistas" que encontré en México era Nicolás Alvarado. Tenía un programa en TV Azteca que pasaba los sábados o domingos en la mañana llamado Domingo siete -si mal no recuerdo, aunque quizás esté confundiendo el título-. Si bien no era la mejor compañía para una buena cruda, el show entretenía y dejaba enseñanzas. Mezclaba los aburridos temas de los programas de cultura con el formato de revista que tanto funciona en los programas matutinos semanales.
Me tocó ver que invitaran a un escritor a que preparara algún platillo o que hiciera yoga, mientras platicaba de su libro. Una buena idea, aunque creo que el programa fue cancelado. Las y los artistas que cocinan y hacen yoga en Hoy tienen grandes chichis o cuadritos perfectos. Entre escritores, los abdominales son redondos como chichis y las chichis tienden a ser cuadradas. Con esa limitante, el sistema era difícil de imitar.
Nicolás Alvarado hace la columna cultural en el noticiero de Loret y escribe en El Universal. Hoy escribió para defender a la Wikipedia. Cada día me cae mejor.

http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/46482.html

El Columnista 271109

Durante esta semana tomé un diplomado que dura toda la mañana y la tarde. No ha habido tiempo de escribir pero sí han surgido muchas buenas ideas. Espero no dejar de escribir toda la siguiente semana.
Por lo pronto esta es mi colaboración de ayer en el periódico El Columnista de Puebla.

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Señales en el camino

Mucho político pocas políticas

Si bien algunas caricaturas generan reflexión, su objetivo principalmente es entretener. Por ello da igual si los ratones hablan, los conejos besan a sus cazadores o si un niño amarillo anda en patineta. Nadie reclama que estas caricaturas gringas tengan ojos, boca, nariz y manos como los humanos, pero sólo cuatro dedos. Kalimán y la familia Burrón parecen estar hechas para el mundo real. Sus personajes tienen dos ojos, dos manos y cinco dedos como los humanos.

El dedo omitido no es una moda de todos los dibujos gringos. Los personajes de historietas y tiras cómicas sí tienen su cuerpo en orden. El Hombre araña, Superman y la Pequeña Lulú tienen dos ojos, dos piernas, una boca y cinco dedos. A pesar de que entre estas historietas el trazado de la Pequeña Lulú es el menos parecido al mundo real, sus tramas son mucho más parecidas a nuestro mundo. El dibujo perfecto no es garantía de ser un buen espejo.

El mejor amigo de Lulú, Toby, tiene un club al que sólo pertenecen los niños. Un letrero a la entrada garantiza la exclusión femenina: “No se admiten mujeres”. En una sociedad imaginaria como el mundo de Lulú, el asunto es anecdótico y genera risa. Aplicado al mundo real genera reflexión e indigna que muchos seres humanos reales se comporten como Toby.

La discriminación a las mujeres es peculiar. Hay menos varones en el mundo pero los derechos femeninos son minorizados. Ellas son una mayoría que sufre trato de minoría. Históricamente no han tenido las mismas oportunidades para decidir el destino de su vida. Aunque han habido avances, a más de 60 años de la aprobación del voto femenino en México, aún dominan las fotografías de políticos varones en los periódicos.

La participación política de las mujeres es un indicador sobre las oportunidades de desarrollo que les brinda una sociedad. Un país lleno de Tobys tendrá a las Lulús encerradas en la casa, no porque ella lo decida sino porque no tenía opción. La teoría de equidad de género dice que la proporción de hombres y mujeres en cada puesto y trabajo público debería ser similar. Si bien es probable que exista una variación natural dependiendo de las características de cada persona.

Si bien en América Latina sólo hay dos jefas de Estado, en México ni siquiera ha habido una candidata a la Presidencia con posibilidades de ganar. A nivel estatal, sólo seis mujeres han sido gobernadoras. En Puebla, la última candidata a la gubernatura fue postulada hace diez años.

Por otra parte, según el INEGI sólo el 5% de los municipios en el país son gobernados por mujeres en 2009. Incluso hay seis estados sin alcaldesas: Aguascalientes, Colima, Baja California, Campeche, Nayarit y Querétaro. Del lado contrario, el mayor porcentaje de presidentas municipales no se explica por una inclusión generalizada en algunos estados, sino por un bajo número de municipios, lo que hace que en caso de Baja California Sur obtengan un 20% con sólo una presidenta.

Evaluar el desempeño poblano requiere compararnos con estados que cuenten con muchos municipios. En este sentido, mientras en Puebla hay 9 alcaldesas en 217 municipios (4.15%), en el Estado de México existen 11 en 125 municipios (8.8%) y en Veracruz 15 en 106 (14.15%). Ambos estados nos superan tanto en términos absolutos como relativos.

Afirmar que la ausencia de una mujer en el poder Ejecutivo es sinónimo de discriminación sería falaz. Los votantes no sólo ven el género para definir su voto. Sin embargo, en una sociedad incluyente, ellas deberían ocupar una proporción similar de cargos públicos respecto a los hombres en puestos de primer nivel. Tampoco ocurre así en la realidad.

En el actual gabinete presidencial sólo hay dos secretarias de Estado (10.5%). Un nivel jerárquico más abajo la situación sigue siendo preocupante. Según el Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género (CEAMEG) de la Cámara de Diputados, el 75% de las Subsecretarías a nivel federal son ocupadas por hombres. Las reuniones del más alto nivel en la SEDENA, SSP, SAGARPA, SEP, SRA y Secretaría de Marina son clubes de Toby. En dichas secretarías no hay una mujer como Secretaria ni como Subsecretaria de Estado. En el caso de Puebla, de los 24 miembros del gabinete–o puestos homólogos- que aparecen en la página de Internet, sólo la Consejería Jurídica la ocupa una mujer (4.1%).

Todavía hoy algunos cuestionan el nombramiento de mujeres en puestos clave. Al ser una decisión del Gobernador o Presidente en turno, es más complicado incentivar la participación desde las reglas del juego. Obligar al Ejecutivo a nombrar a alguien con el que no esté de acuerdo -sea por su género, ideología u otro factor- sería una ventana para no asumir sus responsabilidades.

En el poder Legislativo no ocurre este fenómeno. Incluso hace quince años se establecieron cuotas para incentivar la participación de las mujeres a nivel federal y local. Las cuotas garantizan el acceso y homologan oportunidades. Si bien no son una garantía de que la participación femenil sea más efectiva o que se legislará más a favor de las mujeres, al menos aumentan la probabilidad de que ello ocurra. A pesar de las vueltas a la ley -como las renuncias de titulares mujeres para dejar a su suplente varón- las cuotas han aumentado el número de legisladoras. Desde 1994, el porcentaje de mujeres electas en el Congreso de la Unión ha aumentado en 10%.

En los congresos locales, de acuerdo con la CEAMEG, Colima, Campeche, Guanajuato, Yucatán y Sonora tienen más de 30% de diputadas locales, la proporción recomendada por Organismos Internacionales para garantizar equidad de género. En Puebla, nos encontramos un punto abajo. En esta legislatura el 29% de los escaños son mujeres. La situación estatal parecería satisfactoria si consideramos que menos del 10% de los legisladores locales de Jalisco y Nayarit son mujeres. Sin embargo no hay que olvidar que el 30% es sólo un mínimo y que en Sonora, el porcentaje de legisladoras es de 48.5%, mientras en Yucatán y Guanajuato de 40%

La participación de las mujeres es una condición necesaria para garantizar la representatividad y las oportunidades de desarrollo para todos los poblanos. No fomentar su presencia en la toma de decisiones nos aleja de una sociedad justa. Si bien en el poder Legislativo se han logrado avances, aún falta exigir la integración de más mujeres en los puestos de primer nivel.

Al parecer las cuotas de género permitirán la entrada de mujeres en la próxima legislatura. Sin embargo, a la hora de escoger representantes en los Ejecutivos estatal y municipal habrá que tener cuidado con los Tobys.

sábado, 21 de noviembre de 2009

El Columnista 201109


Mi colaboración en El Columnista del 20 de noviembre de 2009

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Señales en el camino

Muchos desempleados ningún asegurado

Las historias infantiles de magia son más efectivas para que los adultos sueñen despiertos que para que los niños duerman. Nadie puede negar que lo mejor que podría pasar en la vida es encontrar una lámpara maravillosa o una varita mágica. Un musculoso genio azulado o una sexy hada madrina harían por nosotros todas aquellas cosas que no queremos hacer.

Si bien después de hallar una lámpara mágica, el primer deseo de cualquier persona inteligente sería tener un millón de deseos, este tipo de cuentos tienen otras restricciones para evitar siempre contar la misma historia. La más popular es que los deseos no pueden ser más de tres. Si se hiciera una votación mundial para elegir los mejores los deseos ante un genio, los tres más votados tendrían título de telenovela: salud, dinero y amor.

El dinero es el anhelo más alcanzable. Incluso algunos pueden hacer realidad este deseo con un hada madrina llamada lotería. Los que no somos tan afortunados nos conformamos con trabajar, aunque de inicio no ganemos millones. Esta situación que parece pesimista y alejada de la magia, no es el peor lado del mundo. Muchos buscan trabajar pero simplemente no pueden hacerlo. A mucha gente le falta trabajo no por falta de entusiasmo, preparación o hadas madrinas, sino porque simplemente no encuentra.

En medio de una crisis económica, el desempleo es quizás el problema más grave. Incluso puede volverse una bola de nieve con consecuencias desastrosas si no se combate adecuadamente. Los recién desempleados no tienen dinero para comprar bienes, transportarse ni buscar trabajo; ello ocasiona que las empresas no vendan productos y despidan más gente que a su vez no puede comprar bienes. Una cadena viciosa que podría ser interminable.

La OCDE prevé que a finales de 2010 la tasa de desempleo promedio de sus países miembros alcanzará el 9.9%. En los treinta países más industrializados habrá alrededor de 57 millones de desempleados. Sólo en Estados Unidos durante este año la tasa de desempleo alcanzó el 10.2%, la más alta en más de veinte años.

En el segundo trimestre de 2009 la tasa de desempleo en México rondó el 6%, según el INEGI. Si bien es una de las más bajas de los países de la OCDE, no es porque haya muchas hadas madrinas, sino que responde a la manera en que mundialmente se mide el desempleo. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) recomienda considerar desempleado a una persona con tres características: está en edad de trabajar, no tuvo trabajo durante la última semana y buscó trabajo. Esta definición excluye a estudiantes, amas de casa y trabajadores informales.

Aún contando a los informales como empleados, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo para el tercer trimestre del INEGI, más de medio millón de personas en el país han perdido su trabajo, ocasionando más de un millón de desempleados en el último año. La gente que perdió su fuente de ingreso ha debido buscar nuevas maneras para subsistir. Más de 530 mil personas se añadieron al sector informal de 2008 a 2009.

Para el caso de Puebla, de acuerdo con la misma encuesta, en los últimos tres meses el número de desempleados pasó de 99 mil a 122 mil, un aumento de poco más de 30 mil personas (1.3%) que representó una tasa de desempleo de 5.1%. Podría pensarse que la situación no es tan grave si consideramos que Chihuahua y Coahuila tienen una tasa de desempleo de casi 10%. Sin embargo, es preocupante el avance tan repentino y es una tragedia para quien lo haya sufrido.

En el municipio de Puebla hay 61 mil personas sin trabajo. Si consideramos que en el mismo periodo del año pasado había sólo 43 mil, el aumento también ha sido exponencial. Al igual que a nivel nacional, los poblanos se han refugiado en el sector informal para aliviar los gastos. En el último año creció 12.4% y hoy existen 30 mil nuevas personas trabajando en la informalidad.

El combate al desempleo puede darse por medio de múltiples estrategias. Esta misma semana se llevó a cabo Expo Profesionistas 2009, una iniciativa para vincular a empresas con demandantes de empleo. Una gran idea pero cuyos alcances son cortos para solucionar el problema.

La mayoría de los programas de empleo del Gobierno estatal (Portal del Empleo, Fomento al autoempleo) han partido de la lógica de que la gente no tiene trabajo porque no sabe dónde encontrarlo. Una visión muy útil para aquellos que se están integrando al mercado laboral o que han dejado de trabajar durante mucho tiempo. Sin embargo, en tiempos de crisis el mayor problema son aquellos que acaban de perder su empleo y para subsistir se integran al sector informal o al subempleo.

Una medida que se utiliza en casi todo el mundo son los seguros de desempleo. Con ellos el gobierno hace una transferencia directa a quien haya perdido su trabajo. Según la OIT hay más de setenta países con algún sistema de este tipo. En Latinoamérica sólo Chile, Uruguay, Brasil, Venezuela, Argentina y Ecuador contaban con un programa parecido antes de la crisis.

En México los recién desempleados están protegidos con una liquidación o seguro de separación individualizada, con los cuales se entrega al despedido una cantidad acorde con su salario. Su principal ventaja es que permite generar capital para el auto empleo. Sin embargo, el pago de muchas liquidaciones en un corto tiempo puede llevar a que una empresa quiebre. Otra gran bola de nieve. Por otra parte, hay mecanismos legales por los que un empresario puede pagar menos liquidación a sus empleados, como el pago de parte de su salario como bono o compensación y un largo etcétera.

Los seguros de desempleo permiten garantizar un ingreso mínimo pero estable durante un tiempo determinado. Dan la posibilidad de que la gente salga a buscar trabajo y satisfaga al menos mínima inversión que necesita en transporte y cuidados personales.

Algunas entidades federativas como el Durango, DF, Tamaulipas, Zacatecas o Estado de México han optado por llevar a cabo un programa temporal de seguro de desempleo por la crisis. El objetivo es evitar que la bola se vuelva más grande. En cada estado los montos y modalidades son distintos, desde los mil 500 pesos al mes durante seis meses en el DF, los mil 200 pesos y una despensa en Tamaulipas hasta esquemas basados en convocatorias como en el Estado de México.

Los seguros de desempleo no regalan dinero, sino dan la oportunidad de que las personas se vuelvan a integrar al mercado laboral de manera formal y ayudan a reactivar la economía. Puebla debería implementar un seguro de desempleo para todos los trabajadores que hayan perdido su trabajo en el último año. Sería una forma de evitar que siga aumentando el sector informal y ayudaría a que las familias poblanas puedan subsistir.

Un seguro de desempleo no requiere genios ni hadas. Paradójicamente, que los desempleados encuentren trabajo depende mucho de que el gobierno trabaje.

El Columnista 161109

Por una confusión el lunes pasado (16 de noviembre) apareció mi colaboración en El Columnista que debió salir el día 13. Este es el texto.
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Señales en el camino. 16 noviembre 2009.

Más firmas electrónicas menos filas

Hace cincuenta años el mejor banco era cualquier escondite. Los azulejos mal colocados, los colchones viejos y las macetas eran guardianes del dinero más eficaces que decenas de funcionarios malencarados. En esa época, retirar pocos ahorros del banco implicaba formarse por varias horas. En cambio, los azulejos y colchones no tenían filas, ni en las familias más grandes.

Los cajeros automáticos jubilaron al dinero escondido. No había que hacer una gran fila para retirar poco dinero y eran más seguros. Cuando era pequeño me gustaba presumir que había visto salir dinero de una máquina. Lo más parecido a un árbol de billetes que jamás veré.

La aparición de los cajeros automáticos no solucionó todas las esperas. Aunque ya se puede recargar el saldo del celular y pagar algunos servicios, aún no pueden realizarse depósitos en efectivo a otras cuentas. Finalmente, los Tokens bancarios alejaron a muchas personas de las filas para pagar una deuda.

El trato con el banco es mejor a la distancia. Es complejo lidiar con alguien que cuida de tu dinero, pero que te hace esperar para retirarlo. De no haberse inventado las firmas electrónicas para que el Token y el cajero sólo dieran dinero a su propietario, las colas serían aún peores.

El trato bancario y el burocrático son similares. Es complejo lidiar con alguien que recibe su salario de tus impuestos pero que difícilmente lo reconoce. Entre menos tiempo pase un ciudadano en oficinas de gobierno, menos se sentirá rodeado de malencarados. El conveniente trato a la distancia necesita que el solicitante pueda identificarse, para lo cual necesita de una clave o contraseña que sólo él conozca o le pertenezca.

Actualmente es más difícil falsificar los mecanismos de identificación electrónicos (huella digital, algoritmos, etc.) que los tradicionales (firmas, credenciales, etc.). La firma autógrafa, por ejemplo, se basa en lo que perciben los ojos y los sentidos pueden ser engañosos. Por otro lado, después de firmar o rubricar cien hojas, la última difícilmente se parecerá a la primera. Después de pasar cien veces la misma huella digital, la última y la primera serán iguales.

La tecnología puede evitar que los sentidos nos engañen. En este año, el Poder Judicial de la Federación instaló en más de 300 juzgados un sistema biométrico para registrar la asistencia de quienes enfrentan un proceso en libertad provisional. Antes los procesados firmaban una libreta y un oficial corroboraba con una identificación que el procesado fuera el firmante. Algo sencillo para un hermano, primo o parecido que quisiera suplantarlo: repetir un garabato y sonreír. En un sistema con huellas digitales suplantar no es tan sencillo.

Algunas dependencias federales cuentan desde hace cuatro años con firmas electrónicas avanzadas. Ellas son mecanismos de identificación con los cuales se pueden realizar transacciones y contratos, pagar impuestos, adquirir bienes, servicios o presentar la declaración patrimonial. La firma electrónica más conocida es la utilizada para pagar impuestos por Internet en la página del Sistema de Administración Tributaria (SAT). Al menos han tratado de no hacernos esperar en una interminable fila cuando vamos a pagar.

Entre las entidades federativas, Jalisco, el Distrito Federal, Estado de México o Nuevo León cuentan con legislaciones específicas para el uso de firmas electrónicas en varios de sus procedimientos. Todas tratan de hacerle la vida más sencilla al ciudadano, aunque bajo distintos alcances. Mientras el Estado de México y Jalisco contemplan medidas como firmas electrónicas notariales para registrar empresas más rápidamente, en el DF se le dio a ciertos documentos electrónicos la misma validez que un escrito tradicional.

Guanajuato fue el primer estado que aprobó una ley para establecer una firma electrónica. Dicha ley no contempla sólo la adquisición de materiales o la mejora de los servicios a la ciudadanía. También incluye mecanismos para hacer más fluida la comunicación entre el mismo gobierno.En el aparato gubernamental, muchas de las notas u oficios entre áreas son simples instrucciones de las que sólo se busca dejar constancia por escrito. Se malgasta papel y tiempo en un documento que puede generarse y autenticarse de manera electrónica. El papel se ha vuelto más lento y más fácil de falsificar que un monitor. Por otra parte, es más sencillo recuperar la información entre archivos electrónicos. No es necesario bajar decenas de carpetas, basta con apretar algunas teclas.

Entre tantas leyes parecería que la situacion marcha bien. Sin embargo, un reportaje del periódico Reforma mostró que aproximadamente el 85% del aparato gubernamental del país en 2009 no usa firmas, facturas u oficios electrónicos. La mayoría de las dependencias utilizan los procedimientos artesanales de hace ciencuenta años. En la era de los tokens, siguen guardando cifras millonarias detrás de un azulejo o comunicándose por medio de palomas mensajeras.

En Puebla, hace un mes el Ejecutivo local presentó una propuesta al Congreso del Estado para legislar una Firma Electrónica Avanzada que funcionaría en el Registro Civil. La SEDECAP detalló que la propuesta agilizará los casos en este ente, reducirá la corrupción y eficientará sus procesos. De acuerdo con la página del Congreso del Estado, el Secretario de Finanzas anunció que la medida podría implementarse en seis meses y que el ahorro en el Registro Civil por concepto de papelería podría superar los 40 millones de pesos.

La medida es aplaudible. Si bien ocurre un lustro después que en otros estados, es importante adaptar los avances tecnológicos a la relación del gobierno con sus ciudadanos. Sin embargo, el debate en el Legislativo no debe remitirse sólo a la relación de los ciudadanos con el Registro Civil. Sería bueno que también se discutieran y crearan mecanismos para facilitar la comunicación entre dependencias gubernamentales y que abarcaran otros entes públicos. Un sistema electrónico podría ahorrar millones en papeleo usado sólo para informar minucias entre la misma burocracia. También podría hacerle la vida más sencilla al ciudadano ahorrándole filas en otro tipo de trámites.

Ojalá que se apruebe una Ley que permita eliminar colas interminables, pero que se parezca más a un Token que a un cajero automático.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Vejez por videojuegos o lectura

En los últimos días me he sentido más viejo.

El café Internet que frecuento se llena de adolescentes que van a jugar en red. Algunos me ven con desprecio, pues soy el único que sólo utiliza Word, Excel o Mozilla. Estoy seguro que si tratara de hablar con ellos me discriminarían por no tener tema de conversación. Los últimos juegos de PC que dominé fueron Starcraft y los Age of Empires, todos de finales de los noventa.

Para evitar miradas lascivas, últimamente cambio de café Internet. A pesar de que a diario busco un nuevo lugar, ninguno termina por convencerme. No es que prefiera estar rodeado de jóvenes más pequeños para sentirme Peter Pan o Michal Jackson. Las computadoras del café internet de los juegos son las más rápidas y sus monitores son pantallas de plasma, aparte tienen una excelente conexión y unos audífonos fantásticos que subutilizo. Mientras los demás los usan para comunicarse en idioma geek con un coreano, yo sólo escucho música. Muy anticuado.

No hay cafés internet para un hombre de 24 años, con audífonos modernos y buena conexión pero sin procesadores gráficos avanzados, ni miradas de niños que te ven anciano. Me encuentro a la mitad de dos mundos opuestos: el planeta de los treintañeros que entran a un café internet sólo para editar su documento de Word, que no les importa hacerlo en Windows 95 y que no saben cómo hacer que la computadora tenga música y el mundo de adolescentes que sólo van a apretar sistemáticamente una o dos teclas y cuya vida gira en torno a subir en el ranking de jugadores online.

No voy a malparidear sobre cómo la sociedad va perdiendo sus valores, cómo los niños interactúan sólo frente a un televisor o un largo etcétera. Hace menos de veinte años a muchos adolescentes los acusaban de ser adictos al teléfono. El mejor amigo o amiga era aquel con quien podías platicar largas horas después de verlo todo el día en la escuela. Todavía cuando iba en la prepa, así se construían los noviazgos: con llamadas por teléfono. Hoy no conozco a nadie que hable cientos de minutos por teléfono o celular (exceptuando cuestiones laborales), pero sí conozco a decenas de personas que actualizan su status en facebook todas las veces que puedan (yo incluido). Ni el teléfono ni facebook son problemas. Son sólo una manera de expresar nuestra necesidad de sentirnos acompañados, sea por una voz o un tag.

Hace unas semanas compré un libro que me hizo sentir algo viejo, pero que tenía un buen estilo. El nombre es Por favor, rebobinar, del chileno Alberto Fuguet. Su compra fue singular. Estaba buscando qué adquirir en una librería. En la primer pre selección había tomado cinco libros con anteportadas fascinantes. De ellos, tres eran de Fuguet, un autor que jamás había leído. Comprar tres libros que por azar eran del mismo autor podría ser un buen indicio, pero también era arriesgado. Podía llevarme tres decepciones de un autor que sólo tuviera excelentes historias o fabulosas contraportadas. Sólo para probarlo, me llevé Por favor, rebobinar.

Fuguet tiene una gran prosa. Su mérito es hacer una novela coral muy arriesgada mezclando varios géneros. El primer capítulo es la autobiografía de un personaje; el segundo una columna de periódico; el cuarto una entrevista; otro una crónica, etc. Algo muy complejo y muy difícil de ejecutar. El primer capítulo es una gran joya de la literatura. Los demás son irregulares. Sin embargo, debo confesar que hace mucho no me cautivaba tanto un autor.

Fuguet comete un error capital en su novela. No me consta que lo repita en todas sus obras, pero por lo que he leído lo hace sistemáticamente. Su texto es imposible de exportar. Escribe todo en chileno, utilizando palabras que sólo se usan acá, algunas inentendibles para un hispanoparlante de cualquier otro lugar, incluido un mexicano con cuatro meses viviendo en Santiago . También juega mucho con aspectos de la ciudad de Santiago en partes innecesarias. Algunos de sus chilenismos y referencias a la ciudad son forzados y por partes pareciera que trata de colocar más a Chile en el centro del mundo que colocar a su personaje en el centro de su historia.

Wikipedia dice que Fuguet se ha opuesto al realismo mágico por considerar que América Latina es más que "tucanes parlantes y abuelitas volando", una crítica voraz pero válida en una región del mundo donde los pobres y la clase media ven mundos distintos. También menciona sobre un compendio de cuentos que coordinó llamado McOndo. El título es otra crítica voraz que podría generalizarse a otros escritores de su generación: fantásticas historias latinas en un mundo capitalista donde todos admiran al gabacho y hablan espanglish.

La novela de Fuguet logra que un amante del realismo mágico como yo, disfrute una novela sumamente realista que hace todo lo contrario. Utiliza muchas referencias de cine gringo de los ochentas para atrás, con personajes, planteamientos y desenlaces; también juega con muchos conceptos que seguro mi hermana siete años menor no entendería por nunca haber utilizado BETA (como “arregló el tracking”) y le da un papel interesante a la tecnología. El libro hasta me ha enseñado un poco de cine.

Xavier Velasco tiene un estilo similar. En sus textos hace infinidad de referencias al rock de los ochentas e incluso algunos de sus diálogos son sólo el protagonista tarareando una canción famosa en esa época. Al igual que con las películas de Fuguet, Velasco me hizo buscar algunas canciones que sólo había escuchado en VH1 o en algún podcast de Olallo Rubio (el ex conductor de Radio Activo). Sabía que las había oído alguna vez, pero no me sabía los nombres.

De plano ahora ya me siento más viejo. Un libro que habla de las BETA y me trae nostalgia me recuerda que soy un anciano. Trataré de frecuentar ahora la Plaza de Armas de Santiago, donde a diario se reúnen viejitos a jugar ajedrez. También voy a tratar de leer lo más que pueda en estos días. Si los niños que juegan en el café internet junto a mí se hacen escritores, después no entenderé ni pío sobre sus Kudos, power arms o hechizos. Tendré que dejar de leer o enterarme de lo que hablan hoy, veinte años después.

La verdad ni Fuguet, ni los niños del café internet me hacen sentir más viejo. Creo era sólo la sensación de que mi cumpleaños se acercaba.


martes, 17 de noviembre de 2009

Necedades y wikipedia

Antes de platicar con un necio sobre si tiene la razón o no, se anhela una caja de aspirinas. En un mundo donde la verdad casi siempre es inalcanzable, para algunos la necedad es una condena involuntaria, para otros sólo un deporte o fanatismo. Conozco personas muy inteligentes que se oponen a lo que dice alguien más, sólo para entretenerse. Este tipo de casos al final son divertidos. La discusión se convierte en una parodia con tintes de sketch donde abundan las bromas.

Sin embargo, la necedad nunca podrá ser deporte olímpico. La mayoría de los tercos no son atletas, sino imbéciles. Discuten, argumentan y contra argumentan con datos falsos, dogmáticos o incomprobables. Cuando estaba de intercambio, teníamos un necio en una clase. Era vampirista, ufólogo, pro abortista y pro vida. Un gran aficionado a jugar a los necios planteamientos de conspiración.

El tema y formato de la clase se prestaban. Era un seminario sobre International cases of terrorism (algo así) y cada semana había un presentador distinto. Sin importar el punto de vista del expositor, el necio siempre interrumpía con cuestionamientos raros. Que no hubiera una misma persona exponiendo siempre hacía que cada profesor tomara sus preguntas sin extrañamientos. En un salón con 60 personas de cuatro continentes, casi cualquier pregunta es normal, incluyendo las que tienen que ver con nieve, pobreza, velos musulmanes o vampiros.

El martirio era para los alumnos que debíamos recetarnos sus necedades. A la mitad del curso estábamos hartos. Al parecer los necios son universalmente aborrecidos, pues después de unas semanas, cada vez que pedía la palabra se escuchaba un largo suspiro de todos. No le aventábamos jitomates para no faltarle al respeto, pero manifestábamos nuestra indignación con la respiración. Tras entender que no queríamos escucharlo, en una de sus tantas interrupciones, dijo indignado: “if you don’t belive me, you can visit www . vatican assassinations . com there you will see that everything i say it’s true”.

La clase cambió el suspiro de indignación por una gran carcajada. Ese día el necio fue la burla por tratar de convencer al resto que el Vaticano mató a Kennedy, Colosio, Juan Pablo I, Selena o hasta a Obama, aunque Obama siga vivo y en ese tiempo nadie lo conocía.

Las discusiones son en última instancia una competencia de ideas. Algunas ideas son mejoras que otras, dependiendo del contexto y el fin último. Demostrar la superioridad de una idea es depende de ejemplos basados en la realidad. Para llevar a cabo una competencia de ideas ambas personas deben aceptarse como posibles perdedoras y reconocer que pueden estar equivocadas. Paradójicamente, las discusiones más interesantes no son las que terminan en abrazos, sino aquellas en las que dos personas con los mismos datos llegan a distintas conclusiones. Al final brindan por no llegar a un acuerdo.

Al contrario, demostrar que un necio está en un error es casi imposible. La discusión se convierte en monólogo. Las teorías de la conspiración son el mayor de los problemas, aunque ellas tienen un error estructural. Los necios no discuten ideas. Los ufólogos, vampiristas, anti imperialistas radicales y nacionalistas a ultranza, parten de dogmas de fe en la que no creen poder estar equivocados. No citan datos o autores, sino encíclicas o páginas de internet construidas por una sola persona.

Una buena apuesta puede distinguir un carrusel de necedades de una buena discusión. Cuando se lanza el reto de perder dinero o dignidad, los necios generalmente culean.

Hace unas semanas discutía con mi mujer si las elecciones deben empalmarse para ahorrar recursos. Según yo, el caso práctico mexicano más extremo es el Estado de México, su lugar de origen. Ahí, la última elección para gobernador fue en 2005, para alcaldes en marzo de 2006 y para diputados federales y presidente en julio de 2006. Al menos yo estaba seguro de eso. Gaby estaba convencida de algo distinto. Según ella, el 2 de julio del 2000 (seis años antes de mi referencia), en su municipio votaron por alcalde y presidente de la República el mismo día. No tenía clara la referencia de gobernador ni diputados locales, pero de lo demás estaba segura.

Acordamos una apuesta para no gastar saliva. El perdedor debía pagar con una semana de desayuno a la carta, caliente y en la cama para el ganador. El premio ameritaba poner reglas especiales. Nuestras referencias eran distintas y a los dos nos convenía evitar ambigüedades en la interpretación. El trato fue que al llegar a la casa, yo buscaría por internet la fecha de la elección de 2006. Si estaba en lo correcto me salvaría de perder. Ella buscaría la fecha de la elección de 2000. Si ella estaba en lo correcto se salvaría de perder. Un trato justo en que el castigo era para quien citara mal su referencia. Un gris y apestoso empate aparecía como posibilidad si habían cambiado la ley entre periodos.

El destino me sonrió. Wikipedia decía que en marzo de 2006 ocurrieron las elecciones de presidente municipal en el estado de México. En esa misma página aparecía que seis años antes la misma elección había sido por las mismas fechas. Yo ganaba.

Wikipedia nunca me ha parecido una mala fuente. Si bien considero inaceptable que un juez la utilice como evidencia en un crimen -como pasó en México respecto al caso Acteal- o que un estudiante la incluya como bibliografía en su tesis, creo es una gran referencia para darte una primera idea sobre algún tema o buscar aspectos concretos. El hecho de que los usuarios la retroalimenten tendería a que incluya más hechos verídicos que interpretaciones sesgadas. Un libro de Historia de la SEP sobre la independencia de México dirá que el cura Hidalgo fue sabio, patriota, guapo, intelectual y valeroso. Una reseña virreinal dirá todo lo contrario. Ibargüengoitia en los Hijos de López diría que simplemente tuvo mucha suerte. La ventaja de una fuente donde todos colaboran es que permite que todos corrijan y se presenten todas estas visiones.

Mi mujer no aceptó la derrota. Revisó los anales del Instituto Electoral del Estado de México y encontró que la elección del año 2000 para alcaldes fue el mismo día que la presidencial. El menú de chilaquiles y hot cakes en la cama desapareció. El resultado final fue un asqueroso y horroroso empate a ceros pero con un gol anulado. El peor sabor de boca para cualquiera que haya apostado millones o desayuno mexicano viviendo en Sudamérica.

En ese momento corregí la Wikipedia. No quería que nadie más perdiera una apuesta por culpa de la desidia colectiva. No sé por qué cuando se trata de aportar conocimiento, los hispanoparlantes aportamos tan pero tan poco. Wikipedia tiene en el cuarto idioma más hablado del mundo 530,000 artículos; en italiano más de 625,000 y en alemán 981,000. No sé si sea que tenemos muy poco que aportar o que necesitamos que alguien con grandes credenciales nos diga qué es lo correcto.

¿Simplemente seremos más necios y preferimos quedarnos con nuestros dogmas de fe? Creo que empezaré a necear sólo por diversión.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Trabajo jodido por trabajadores

El negocio de comida junto a nuestro edificio ahora siempre está vacío. Una semana antes, los dueños le habían cambiado la apariencia para atraer más clientes. En la parte exterior colocaron varias lonas con fotos de los platillos: hamburguesas, lomitos, hot dogs, colaciones, etc. Cuando llegamos hace cuatro meses, el local era más un puesto de hot dogs que un mini restaurante. Pocas semanas después el negocio se convirtió en nuestra salvación. Ofrecía comida rica a un precio bajo, la cual incluía papas o arroz, guisado, ensalada y un pan por unos 30 pesos mexicanos (2 USD). Lo suficiente para estar satisfecho. Aparte nunca encontramos nada más barato, incluidos nuestros propios guisos.

La caída del negocio no vino por un descuido o falta de entusiasmo de los dueños. Hace unas semanas los profesores chilenos de educación básica y media comenzaron una huelga. Desde ese día, ningún estudiante toma clases. La escuela frente al negocio parece más un edificio abandonado y el consumo del local se ha desplomado.

Cualquier mexicano nacido en los ochentas y radicado en el DF pensará que conoce todas las posibles demandas absurdas de los sindicatos. En México, los sindicatos se han vuelto cotos de poder para que los líderes se hagan millonarios y no para que los trabajadores tengan una vida digna. Un instrumento de impunidad y sembradío de votos a cambio de mantener la paz y dejar vivir al ciudadano común. A pesar de convivir con el SME, el SNTE, la CROC, la CTM y tantas otras bellas organizaciones de trabajadores, la exigencia del Magisterio chileno es la más ridícula que he escuchado.

En 1981 los maestros fueron traspasados a las municipalidades. El decreto que estableció la medida estipulaba que los maestros traspasados recibirían un bono. En ese año Michael Jackson aún no grababa Thriller, la Guerra de las Galaxias llevaba sólo una película estrenada y Diego Maradona no había jugado un mundial. Yo ni siquiera había nacido. Han pasado casi 25 años y el bono nunca llegó. La exigencia fue bautizada como una telenovela: "Los maestros exigimos el pago de la deuda histórica".

Seguro habrá miles de explicaciones para que los maestros exijan su bono. En un sentido jurídico puede parecer hasta justo. Un decreto del Ejecutivo compromete a una institución y no a los deseos de una persona. Sin embargo, no por eso deja de parecerme ridículo detener las clases por tanto tiempo después de tantos años. No he escuchado a alguien elaborar un argumento sobre por qué antes no reclamaron airadamente. La democracia lleva en Chile casi veinte años y el decreto fue firmado nueve años antes de que ella llegara. Puede haber alguna explicación técnica, como que ahora es el mejor momento porque antes había crisis, que el otro presidente no cumplió su palabra o que ahora gobierna la parte más izquierdista, bla, bla, bla... Sin embargo, por más justificaciones que imagino no encuentro alguna que me convenza de que los maestros tienen razón. Quizás tenga tendencias a la tiranía o a la injusticia.

Los maestros no son los únicos que están en huelga. Las últimas visitas al centro han estado marcadas por marchas de doctores, trabajadores de supermercados, sindicatos del gobierno, etc. En la mayoría de los casos las marchas parecen ser de verdaderos involucrados con demandas justas y exigibles: mejores servicios, mejor sueldo a los que menos ganan y más prestaciones. Dos aspectos me generan una buena impresión: las manifestaciones no son exclusivas de empresas públicas y las marchas se hacen sobre los paseos peatonales del centro de Santiago. Las molestias a los automovilistas son mínimas en comparación al DF, aunque quizás diga eso porque no ando en auto.

A sólo veinte años de la caída del Muro de Berlín, en México hoy muchos ningunean a la libertad de expresión y manifestación. Muchos miembros de las generaciones no reprimidas por estados autoritarios incluso se quejan de los nacos manifestantes que no dejan pasar sus autos de lujo. Argumentan que mejor deberían ponerse a trabajar en vez de exigir que el patrón los trate dignamente. En el país de los abusos por parte de los holgazanes, la demanda burguesa comienza a volverse legítima. Los líderes exigen trato digno para sus representados mientras ellos viajan en cruceros, compran grandes ranchos y fuman habanos finos. Los sindicatos son un instrumento de dignidad y movilidad social, pero sólo para los líderes.

Cuando trabajaba sobre Paseo de la Reforma, algunas noches había una manifestación interesante: los 400 pueblos. Un grupo de indígenas que reclamaban que les habían quitado sus tierras. Prendían antorchas y daban vueltas sólo con un taparrabos alrededor de la Glorieta de Colón. Durante las tardes las mujeres indígenas andaban desnudas repartiendo volantes. Los 400 pueblos se volvieron por un tiempo recordatorio de las injusticias del país. Sin embargo, su reclamo se ha vuelto intermitente. Después de ser visitantes de ocasión se convirtieron en una buena postal. Van y regresan a su estado natal cada determinado tiempo. La demanda por sus tierras dejó de parecer legítima a muchos, incluido yo. Aunque por la mirada de los indígenas que duermen (o dormían) cerca del Monumento a la Madre, estoy seguro que muchos sí se encueran esperando que su desnudez les devuelva las tierras. Mientras tanto, en una entrevista con Excélsior su líder presume sus departamentos de lujo y sus cenas en la Condesa. Naturalmente vestido y con sus propiedades en orden.

Las marchas y manifestaciones son un elemento fundamental de cualquier democracia. Los análisis mexicanos sobre el caso chileno alaban la competitividad de este país, una verdadera joyita en medio del caos latinoamericano y con problemáticas de primer mundo en algunos aspectos. En Chile tan valiosa es la libertad de expresión que seguramente las marchas han servido en el pasado para que los chilenos hagan un alto en el camino y se propongan mejorar.

En medio de tantas cosas buenas de este país, el "pago de la deuda histórica" me recuerda que en la semana de las marchas, la demanda más ridícula viene de los maestros chilenos y ha ocasionado que el negocio de comida junto a nuestro edificio ahora siempre esté vacío.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Feria del Libro y Estación Mapocho

La primera vez que fuimos a la Estación Mapocho salimos desilusionados. Este lugar era un sitio turístico imperdible en Santiago. No lo vimos así y nos pareció una infraestructura con mucho potencial pero vacía. El lugar respiraba historia pero nadie te la contaba. La única información que encontramos venía en nuestro mapa. Era una vieja estación de trenes que convirtieron en Centro Cultural. Ese día a la cultura se le había hecho tarde.

Regresamos este fin de semana. Ahora no como turistas buscando tomar muchas fotografías, sino como consumidores potenciales. En la Estación Mapocho se lleva a cabo La Feria Internacional del Libro de Santiago.

Las Ferias del Libro en la Ciudad de México se realizan en el lugar que más le pertenece al pueblo: el Zócalo. La entrada es gratuita y la Feria está llena de eventos culturales. Hay conferencias casi todo el día y precios accesibles en los productos. El lugar más populachero (o democrático) no demanda precios aburguesados.

Una visita a la Feria del libro del DF puede convertirte en Santa Claus. Los precios son tan bajos que una persona con tiempo y paciencia puede llevar regalos para toda su familia. En una ocasión compré una colección de cuatro libros de Carlos Fuentes por 100 pesos (7 u 8 dólares). Otro año el recién estrenado Vivir para Contarla de García Márquez en menos de 10 dólares (la mitad del precio normal). El año pasado hice mi compra más cara: un libro gráfico sobre lucha libre que no sobrepasó los 20 dólares. Una ganga si considero que puedo gastar más en una tarde en pareja de cine con palomitas.

La Feria del Libro de Santiago no es gratuita. Debes pagar mil 500 pesos chilenos a la entrada (3 dólares). No la organiza el gobierno sino por el Consejo Chileno de la Lectura, una ONG. Uno esperaría que al pasar la taquilla una guapa edecán te entregara al menos un mapa de regalo, una bolsita con bolígrafos de los patrocinadores, un programa, una guía de ofertas, un calendario, lo que sea. No ocurre así. La vendedora de la taquilla ni siquiera nos dio una sonrisa.

La Feria del Libro de Santiago es quizás más grande que la del DF. Tiene tres pasillos largos que por lapsos se convierten en cinco. La oferta de títulos es más variada y los expositores se refieren a muchas ramas del conocimiento: colegios de arquitectura, embajadas, sitios web con libros electrónicos, restaurantes con libros de cocina, en fin. No es un monopolio de amantes de las rimas, los relatos o las historias de la izquierda, como algunos años le ocurre a la del DF.

La Feria del Libro de Santiago no me permitiría convertirme en Santa Claus. Los precios en su mayoría son elevados. Hace unas tres semanas fui a una librería en el centro y salí con tres novelas en alrededor de 300 pesos mexicanos (25 USD). En la Feria, los dos libros más baratos que me interesaron costaban 200 cada uno. Aparte de que me cobraron la entrada, debía pagar el doble que en cualquier librería. Preferí sólo ver.

La Feria del Libro de Santiago cuenta con muchos autores presentes. Eso es asombroso. En cada stand hay una persona sentada frente a una mesa que contiene decenas del mismo libro con una fotografía y un papel con una leyenda similar: “Hoy, Juanito Pérez, famoso autor del Cuento contado, firmando libros”. Esta gran ventaja es mal ejecutada. No hay forma de saber por Internet qué autores vendrán mañana ni los que se aparecerán en la tarde. Al parecer no quieren prometer algo que después no puedan cumplir. Una tontería.

La Feria del Libro de Santiago tiene muchas presentaciones de libros. Al menos hay dos o tres diarias. En esta fortaleza, el diario El Mercurio reporta una gran debilidad. La Feria dura muchos días y la falta de información en la red origina pocos asistentes. Las presentaciones se convierten en monólogos de dos individuos sentados frente a una sala vacía. La mayor falta de respeto a cualquier autor o expositor. Ayer no lo pude comprobar porque no entré a ninguna. El próximo sábado presenta Carlos Fuentes y me daré otra vuelta.

Si regreso el próximo sábado a la Estación Mapocho, ojalá no salga desilusionado. La tercera puede ser la vencida.