miércoles, 2 de septiembre de 2009

Un día quise ser

De niño siempre quise ser bombero.

La verdad no siempre. También soñé ser policía, detective, buzo, buscador de tesoros y luchador. Cuando crecí un poco más me di cuenta que los policías en México no eran precisamente lo que creía. Nunca pudieron responderme qué debía estudiar para ser Mcgyver, Cousteau, Indiana Jones o Konan. Dejé casi todos esos sueños, (aún sigo queriendo ser luchador).

Al crecer debí dejar mis sueños ridículos para pensar en alguna profesión más normal. Durante mi pubertad creía que iba a ser abogado. La mayoría de los amigos de mis padres lo eran. En mi casa hay una estatua de Benito Juárez e infinidad de libros sobre la materia. En algún momento perdí el sentido. No sé aún si para bien o para mal, aunque para enmendar parte del posible error, me casé con una abogada.

Quería ser abogado para que el mundo fuera más justo, para que las leyes no protegieran a los poderosos y ayudar a los demás. Tengo amigos abogados que persiguen ese mismo fin y me da gusto cuando logran algo mejorar la justicia de este mundo.

Me decepcioné de ser abogado por cuestiones irrelevantes. Casos aislados de gente sin escrúpulos ni talento para desempeñar su profesión. Hace 15 años mi bisabuelo murió. Tenía más de 80 años, dos hijos en su matrimonio y otro más fuera de él. Después de muerta mi bisabuela, se había casado con otra mujer con la que duró unos 10 años. Mi bisabuelo tenía 4 casas. Si tenía tres hijos y una esposa, ¿qué hubiera sido lo justo? Llevan más de 15 años discutiéndolo, pues sigue abierto el intestado.

Más allá de la eficacia de los juzgados, creo la mayor culpa la han tenido los abogados, tanto de los hijos como de la esposa. Durante un tiempo, cada año llegaba un nuevo vendedor de ilusiones. Un vival ignorante que pedía dinero para los papeles que hacían falta. Con ellos, en menos de tres meses se habría ganado el juicio.

Cansados de vivales, los hijos prefirieron ya no hacerse muchas ilusiones. No recuerdo cuánto tiempo lleva el abogado actual con el caso pero seguro son más de 8 años. El abogado es de ocasión. Cada vez que llega una festividad como el día de las madres, del niño o el fin de clases, se acerca con sus clientes. Les pide dinero bajo distintos argumentos o pretextos: el papel notarial, la mordida para los trámites, las copias certificadas. Desde hace mucho no le creen. Le dejaron de dar dinero para aquellos papeles que jura que urgen. El caso avanza con la misma lentitud que antes, sólo que ahora es menos costoso.

No puede controlarse la ética de los defensores, como no hemos podido lograr que los políticos deshonestos no roben, los empleados flojos no se sindicalicen y los avaros empresarios no fomenten la competencia. Sin embargo, la sabiduría popular dice que Mariachi pagado por adelantado no toca bien las rancheras. Valdría la pena pedir que los abogados, en casos donde el juicio genera repartición de bienes, cobren hasta el final de manera proporcional. Que los trámites ante notario, juzgado y mordidas los absorba el profesionista. Daría incentivos para que diseñen adecuadamente sus estrategias de defensa.

Muchos podrán argumentar que las grandes empresas ya lo hacen o que dejaría a un lado a abogados honestos que no tienen recursos. También que para casos donde salga más caro el papeleo que el bien final, nadie se aventaría a defenderlos. No pongo en duda esas situaciones. Sólo creo que se daría certidumbre al cliente sobre los alcances de lo que busca.

También es corrupción aceptar un encargo cuando no estás preparado. Hay abogados que aceptan un caso sin saber cómo resolverlo. Algunos prefieren prolongarlo indefinidamente para seguir recibiendo recursos, sin importarles el patrimonio, desgaste o libertad de las personas. En una situación de emergencia, el canto de las sirenas hace que demos todo lo que tenemos con tal de que la situación se arregle en 3 meses, aunque pasen más de 15 años.

Quizás esté siendo injusto con los abogados y mi problema sea que algún día soñé ser abogado. Seguramente estos vicios también se encuentran en los bomberos, policías, detectives y buscadores de tesoros.

1 comentario:

Unknown dijo...

Yo por eso ya abandoné la profesión!!