jueves, 17 de septiembre de 2009

El barrio más lindo

Mucha gente se muda de casa constantemente. Yo sólo he vivido por más de 6 meses en dos ciudades. He considerado mi hogar a tres lugares: donde crecí de niño, la casa de mi abuela y el departamento donde vivo desde los 17. Siempre he tenido cierto celo y creo me hubiera encantado vivir en una sola casa que almacenara todos los recuerdos. Seguro trato de ser sentimental y si hubiera vivido en el mismo lugar, no tendría motivos para extrañar.

A pesar de que algunos lugares son absurdamente horribles, los lazos que generan los barrios en los que vivimos nos hace verlos hermosos, aunque a otras personas no. Beverly Hills podría parecer aburrido a alguien que viene de la zona más ruda de Tepito. Una comunidad indígena en la sierra, rodeada de verdes montañas y donde un río cruce a la mitad podrá parecerle bella a un ecologista, explotable a un empresario o incómoda a alguien de Polanco. Al indígena que regresa ahí después de cruzar la frontera, siempre le parecerá hermoso llegar a su casa, ver la montaña en la que jugaba de niño y pedir que le calienten unas tortillas con frijoles.

Sin embargo hay que ser objetivos. Hay lugares donde no hay paisajes hermosos, con gente hostil, casas feas, sin caminos y donde la marginación es uno entre millones de problemas. La mayoría de estos lugares se inundan de personas desordenadamente cuando las ciudades se hacen prósperas y atraen a más individuos que buscan un mejor lugar para vivir.

En la Ciudad de México hay cientos de lugares así. Colonias que ocupan kilómetros cuadrados y que carecen de agua o calles para que transite un automóvil. En Tlalpan hay cientos de caminos de tierra, en Álvaro Obregón miles de viviendas asentadas sobre antiguas minas (y que pueden colapsar) y en Iztapalapa cientos de miles de personas sin agua potable.

La semana pasada fui a un Seminario sobre Espacios Públicos. Naturalmente había muchas recetas más propias de un libro de cocina que experiencias sobre el desarrollo. Sin embargo, hubo una presentación sumamente interesante. La oradora había diseñado un proyecto para reordenar una colonia de paracaidistas en Caracas. El lugar no tenía escuela, estaba formado por escaleras interminables, bajadas de lodo que al llover se colapsaban y la mayoría de las casas se estaban cayendo.

La empresa de la presentadora ganó una convocatoria para regenerar el barrio. Su trabajo consistía en hacer una propuesta para cambiar el lugar, centrándose sólo en los lugares comunes. No todas se hicieron por falta de recursos, pero al menos quedaron asentadas.

La primera de ellas era cambiar la lógica de transporte. La colonia se ubicaba en un cerro y la única calle accesible pasaba por la parte de abajo. Proponían construir otro camino que pasara por la parte de arriba. Los beneficios eran intuitivos. En vez de que la gente subiera 400 metros para llegar a su casa, podía siempre ir de bajada para ir a trabajar o comprar gas.

La segunda solución consistía en habilitar los caminos para llegar a las casas. La mayoría eran muy estrechos y permitían el paso de una sola persona. Si a la mitad se encontraban dos señoras cargando cubetas o bolsas, una debía ir de regreso para que pudieran pasar. A largo plazo, esos enfrentamientos con los vecinos por algo tan absurdo generaban más conflictos. Propusieron construir escaleras, poniendo un descanso a la altura de cada casa, para permitir que siempre pudieran pasar al menos dos personas. También para que el beneficio global fuera particular y que nadie reclamara que la entrada de su hogar no tenía descanso.

Donde había más espacio, propusieron una zona con juegos para los niños o una cancha de fútbol. La última parte consistió en construir un centro comunitario. Lo más interesante de todo es que los cambios se hicieron con el aval de la comunidad. La gente participó dando su opinión y corrigiendo en lo que no estaban de acuerdo. Los arquitectos se tragaron sus egos de grandes artistas y dejaron que los pobladores decidieran. Si el proyecto era tan bueno, podrían convencer a todos. Siento que la presentadora no hizo esa acción porque creyera que era lo más fácil o lo mejor, sino porque así lo exigía la convocatoria del concurso que ganó.

El proyecto es hermoso pero tiene una duración casi infinita. La convocatoria en la que resultaron elegidos ocurrió en el 2000. Se puso en marcha formalmente en 2003 o 2004. Los primeros avances llegaron a 2006. ¿Valió la pena esperar tanto tiempo? Creo esta foto demuestra que sí.

El proyecto que presentaron fue uno de muchos que ganaron, pero el que ha tenido más éxito. En total tenían un máximo de 15 años para llevarlo a cabo. No tengo muy claro cómo fue el proceso o quién lo autorizó, pues no me dio tiempo de preguntarlo pero creo eran recursos del Banco Mundial. Hace 15 años gobernaba Carlos Salinas y en el DF aún no se votaba por Jefe de Gobierno o Delegados. Un mundo de tiempo para que el barrio cambiara totalmente. Al finalizar la presentación me acerqué a preguntarle a la presentadora cuánto costó hacer todos los cambios. Me respondió con una sonrisa: "si la pregunta es si me hice rica, no, pero gané mucho prestigio que me generó ganancias después, pero lo más importante es que fue infinitamente menos costoso que cambiar a la gente de lugar". Al final me confesó el precio y no fue más de medio millón de pesos mexicanos. Me pareció risoria para los presupuestos de muchos municipios.

Mientras veía la presentación me acordé del video de La Perla, de Calle 13. La canción habla de su barrio (o al menos eso simula) y pone las cosas simples que ocurren en su lugar desde otra perspectiva. La canción retrata la comodidad de vivir en un lugar incómodo. Dormir sin techo no es malo, pues tu sábana es la noche. La canción habla de un lugar que vale la pena, no porque haya pavimento, sino por lo bonito que se ve desde el avión, por el paisaje bien perfumado, por un plato de bistéc encebollado o por la sonrisa de su madre

Un tema que habla bien del barrio feo, con gente hostil y marginado, pero que le enseñó mucho a quien canta la canción. Ojalá del barrio que regeneraron en Venezuela, salga alguien la mitad de famoso que Calle 13,y que buscara un cambio similar para todas las colonias marginadas de América Latina (y si de paso no apoya a Hugo Chávez, mucho mejor).



Más info e imágenes del proyecto: http://www.holcimfoundation.org/T375/ProjectGallery-SanRafael-UnidoCaracas.htm

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