sábado, 5 de diciembre de 2009

Colaboración El Columnista 051209


Mi colaboración de esta semana en el diario El Columnista.

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Señales en el camino

Mucho frío pocas opciones

A diferencia de otras partes del mundo, en México las estaciones no se distinguen claramente. En ciertas zonas de Puebla puede llover en cualquier mes del año. El día de la Virgen de Guadalupe lo mismo puede tener un sol infernal, un diluvio bíblico, un frío nórdico o todas las anteriores. En Europa y Canadá los doces de diciembre dependen menos del azar. Al salir siempre es necesario utilizar ropa térmica.

La ruleta y falta de climas extremos limitan el guardarropa mexicano y exacerban la creatividad. Hace tres años, un extraño frente frío azotó al país durante marzo, el mes de la primavera. En esa ocasión un conductor de televisión reflexionaba sobre la vestimenta de la gente. Según él, ante la escasez de chamarras térmicas la mayoría de la gente optó por colocarse toneladas de ropa: tres playeras, dos suéteres, una sudadera, una chamarra, dos bufandas y un gorro. Miles de mexicanos convertidos en tamales andantes.

En las últimas semanas, Puebla se ha llenado de tamales humanos. Muchas mañanas han sido frías, aunque el calor aparezca a mediodía para desvanecerse en la noche. El calentamiento global no ha ordenado nuestros caóticos días, aunque hay ciertos patrones. Los científicos aún discuten si el frío es el causante directo de las enfermedades respiratorias, pero está comprobado que la gripe y los resfriados son más frecuentes en invierno.

Una enfermedad puede ser una tragedia no sólo por el daño corporal. A pesar de los avances de la ciencia, en el país aún combatimos las gripas con remedios caseros. Mi padre me enseñó a tomar miel con limón para curar la tos. Un remedio más sencillo que pagar quince veces más por una consulta en un consultorio privado o esperar tres horas en el seguro social. Los consejos de las abuelas suplen a los médicos por falta de seguridad social.

De acuerdo con el INEGI en 2005 la mitad de la población del país no contaba con derechohabiencia. Más de 48 millones de mexicanos no tenían ningún tipo de seguridad social. Quizás por ello tres años antes, más de la mitad del gasto en el país en cuestiones de salud no era desembolsado por el Estado, sino que provenía del gasto familiar. A nivel nacional el problema afecta tanto a ricos como a pobres aunque como siempre, estos últimos son más perjudicados. Según el Centro de Análisis Fundar, entre el 10% de la población más pobre la enfermedad de un miembro de la familia representa erogar más del 50% del ingreso. Aparte de ser una tragedia, pareciera que enfermarse es un lujo. En Puebla el 35% de la población no tiene derechohabiencia.

En parte por estas alarmantes cifras, el gobierno de Fox puso en marcha el programa Seguro Popular, el cual permitiría que eventualmente todos los mexicanos tuviéramos acceso a atención médica gratuita.

Todo gobierno busca que su población sea saludable. Sin embargo hay un gran debate sobre el cómo garantizar dicho derecho. En Estados Unidos, por ejemplo, una de las promesas de campaña de Barack Obama fue la instauración de un sistema de salud universal, buscando imitar el modelo del Reino Unido. El Congreso ha cambiado varios puntos de la propuesta original de Obama. El mayor punto de conflicto ocurre con el origen y monto de los recursos. A todos nos gustaría contar con un sistema de atención médica inmediato, sencillo y gratuito. La pregunta es quién debe pagar por ello y en qué proporción.

El concepto de seguro popular me parece justo. Creo que es una obligación del Estado (no sólo de un gobierno en turno) garantizar mínimos para toda la población, de forma que pueda lograrse una sociedad más equitativa. En el caso mexicano, ya se cuenta con un programa. Quizás el principal problema del seguro popular ha sido la mala aplicación de una buena idea.

El seguro popular aún no atiende todo tipo de enfermedades argumentando falta de recursos. Si bien tiene un universo de 49 enfermedades graves, no contempla padecimientos como infartos o insuficiencia renal. Hace un año, Alianza Cívica realizó un análisis sobre el desempeño del programa, encontrando que ha fracasado en su objetivo. Entre sus afiliados con mayores problemas de marginación, la mayoría aún destina parte de su ingreso a la salud. La gente sigue sin ahorrar en este concepto, pero ahora el gobierno también gasta, aunque al parecer no lo hace bien.

Por otra parte, el Seguro Popular se ha vendido más como un programa de atención a los más necesitados, dejando de lado a las clases medias. En lugar de posicionarse como una política universal que garantice el derecho a la salud, se ha utilizado como caridad.

En Puebla la ejecución de esta buena idea ha sido aún peor. De acuerdo con la Comisión Nacional de Protección Social en Salud, Puebla es el cuarto estado con menor avance en afiliación del seguro popular, sólo por debajo del DF, Michoacán y el Estado de México. Por otra parte, de acuerdo con el Informe de Resultados del Primer Semestre de 2009, en Puebla el 40% de los derechohabientes no ha contado con el total de medicamentos que necesita, cuando en otros estados la proporción no rebasa el 5%. Según la Secretaría de Salud estatal la falta de medicinas no ocurre por un desfalco sino por subejercicio. Dicho de otra forma, no es por deshonestidad, sino por flojera o apatía.

La mala calidad en los servicios es otro problema. Según la Encuesta de Satisfacción de Usuarios de Ipsos, en Puebla una persona tarda más de una hora en pasar a consulta, mientras en Morelos el tiempo es de menos de media hora.

Podría pensarse que como en la discusión gringa hay un problema de recursos. Sin embargo, hace dos años en Puebla se presentó un escándalo por presunto desvío de fondos y en 2008 el estado fue uno de los que contó con más observaciones respecto a su ejecución. Puebla aún no ha podido aclarar de manera satisfactoria en qué gastó 75 millones de pesos, a pesar de que, según el periódico Reforma el Seguro Popular otorga al estado más de 5 mil pesos por familia afiliada, mientras a Campeche apenas se le otorgan 2 mil. Somos uno de los estados que afilia menos, da menos medicamentos, da uno de los peores servicios en tiempo y calidad, pero que más dinero recibe.

El Seguro Popular podría ser la salida a muchos problemas de las familias, tanto en pesos como en dolor. El clima nos enfrenta a una situación de peculiar azar a nivel mundial. Sin embargo, un buen sistema de salud universal debería sustituir las miles de ropas y los cientos de tamales poblanos.

mig_bon@hotmail.com

http://latierradelnoseque.blogspot.com

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