miércoles, 9 de diciembre de 2009

Ortografía telegrafiada

Aunque nunca habló un idioma extranjero, mi abuelo se ha ganado la mayor parte de su vida siendo traductor. Cuando era muy joven aprendió a utilizar el telégrafo. Tuvo la suerte (u oportunidad) de poder traducir dos sonidos en palabras, versos, historias o reclamos. Mi abuela conoció a mi abuelo porque ella también aprendió el telégrafo. No podría contar que se enamoraron perdidamente o que aún hoy se dicen te quiero mientras se ven en silencio, pero el telégrafo los unió por casualidad.

Mi abuela me cuenta que cuando debía traducir un recado, el papel donde pasaba el mensaje no debía contener ninguna falta de ortografía. Incluso me dice que el telegrafista del otro lado del mundo podía fingir demencia y solicitar la repetición de un mensaje que fuera introducido como: “ezpérame en la plalla”, hasta que fuera dictado correctamente. En parte eso explica que ella tenga una muy buena ortografía.

Una de las frases más trilladas es la velocidad a la que avanza la comunicación del hombre. Una forma de invitar a la gente a comprar un nuevo producto, pues de otra forma una persona puede volverse anticuada en mucho menos tiempo del que habría esperado.

No quiero exagerar, pero el telégrafo es el único invento que nació y murió en poco más de un siglo. Todos los demás han evolucionado. La máquina de escribir ahora tiene una pantalla, la radio ahora se escucha con atención en los automóviles y la televisión no ha desaparecido a pesar de los canales en línea. Incluso creo que prefiero ver un juego de futbol frente a un televisor pequeño que frente a una laptop con pantalla de plasma. Quizás sólo me aferre al pasado.

Tontamente nunca aprendí a utilizar el telégrafo. La clave morse pudo ser un gran instrumento para comunicarme en secreto cuando tenía exámenes. Sólo bastaba hacer ruido con el lápiz simulando estar nervioso para obtener o proporcionar todas las respuestas correctas. En medio de una cena incómoda, podría comentar algo a otra persona para burlarme de alguien más sin tener que ser muy obvio. Aprenderlo no hubiera hecho más sencillo el camino, pues habría tenido que después enseñárselo a alguien más. La ventaja de su discreción podría eventualmente ser de dominio público y nuevamente debería quedarme callado.

El telégrafo quizás fue el primer medio que anunció la muerte de la escritura y la lectura, como después lo anunciaron la radio y la televisión. Imagino que algún catastrofista o amante de anunciar cambios, seguro dijo que las personas ya no debían aprender a escribir bien, pues con el telégrafo en el futuro sólo había que decir el mensaje a un traductor. El telegrafista traduciría las palabras en golpeteos de una máquina y otro telegrafista haría lo propio del otro lado del mundo. En veinte segundos llegaría la información que antes tardaba dos días o dos meses.

Quizás el más fracasado de los inventos que anunciaron la muerte de la palabra escrita fue el audiolibro. En la época de los cassettes se ofrecían los mejores poemas, libros o cuentos para escucharlos durante los traslados. La solución perfecta a la ceguera, debilidad o flojera visual. En algunos casos también se incluía dentro de la oferta la sensual voz de algún artista.

Los asesinos prematuros deberán estar revolcándose en sus tumbas al ver que hoy la mayoría del mundo se comunica por medio de texto. En las juntas y los exámenes los jóvenes no usan la clave morse. Es más fácil usar un SMS o chatear a través de una blackberry.

El regreso a la palabra escrita no ha sido una buena noticia para algunos. Las abuelas educadas bajo golpe de regla de metal abominan la manera de escribir de los nietos. Los que nos jactamos de tener una buena ortografía hacemos muchos corajes. Una conversación por chat está llena de palabras abreviadas y algunos errores imperdonables.

Particularmente me fascina reducir o abreviar las palabras. Respecto a los errores en la ortografía, si bien algunas reglas en el español son arcaicas, como los acentos en las palabras este o solo, otras equivocaciones tienen serios problemas en la forma en que la gente piensa el idioma o lo que quiere decir.

El facebook se ha convertido en una gran vitrina sobre cómo se usa el idioma. Me genera mucho ruido ver que muchos contactos empleen invertidas algunas palabras que suenan igual pero que tienen distintos significados. Los errores más comunes son cuando alguien utiliza alguna frase como: “a ver cuándo nos vemos”, pero lo escribe: “haber cuando nos vemos”. Otra que encontré hace poco fue cuando me preguntaron por el sexo del nuevo integrante de la familia. “Ya sabes que va a hacer?”. Me dieron ganas de responder: “Seguramente hará muchas cosas, pero aún no sabemos cuál será su sexo”. No lo hice. Creo que la diplomacia se me da.

Presidir la Real Academia de la Lengua debe ser el trabajo más frustrante del mundo. El noventa por ciento de tu tiempo te dedicas a que la gente utilice correctamente el lenguaje. El restante diez por ciento, debes validar aquellas formas incorrectas que todos ya usan. No importa todo lo que te esfuerces por hacer bien tu trabajo, siempre habrá un Cantinflas o un Polo Polo que distorsionará el lenguaje y al pasar los años te derrotarán y peor aún, la mayor aberración de la lengua, pronunciada hace treinta años, debe convertirse en una palabra conjugable.

Una buena ortografía requiere también de leer mucho. En el mundo del facebook y el hi5, el aumento de la palabra escrita para comunicarse no ha sido acompañado de un aumento desmedido en la lectura correcta. Leemos más pero también textos con más errores.

En unos años seguramente la Real Academia de la Lengua validará todas aquellas formas incorrectas que hoy me enervan. No voy a tomar la típica postura ancestral sobre que lo que me enseñaron es lo correcto, la neta me daría mucho gusto que el español fuera más sencillo. Tratar de escribir adecuadamente en un teclado extranjero es más difícil que escribir chino sin errores.

La mejora en la ortografía podría ocurrir si, como cuando a mi abuela no le toleraban un mensaje mal escrito, todos fingiéramos demencia ante un comentario mal escrito en el facebook. Creo que estoy soñando, la gente dejaría de usarlo.

Mejor voy a tratar de ser menos fijado y me propondré aprender clave morse el otro año.


No hay comentarios: