sábado, 10 de mayo de 2008

Límpiame, cuéntame... pero no te creo

No tengo idea del número de personas que se han hecho una limpia. Mucho menos conozco el aproximado de aquellos que están convencidos en que un acto así funciona. Durante un tiempo una tía trabajó de cerca con médicos indígenas tradicionales. Dentro de sus funciones estaba organizar eventos para promover sus tradiciones, vender productos medicinales artesanales, hacer limpias y hasta leer cartas o cosas así, a los cuales nos tocaba asistir. Esto ocasionó que por un momento me hiciesen limpias al menos dos veces por año.

En gran parte por esto aprendí a distinguir entre el que sabe hacer una buena limpia del que es un charlatán, suponiendo que ambos no pertenezcan a este último grupo. En algunas de estas limpias he sentido una emoción muy rara, mientras en otras he sentido que me han estafado. De igual forma ha pasado con la lectura de las cartas, pues la gran mayoría de las indígenas no tienen idea de cómo hacer una adivinación basadas en ese método y lo confiesan en corto. Pero platicaré una experiencia que sí me dejó helado.

Tenía 17 años y fui a Coyoacán, en la Ciudad de México. Iba con unos amigos de la universidad y fuimos simplemente a pasear, echar el heladito y relajo un rato. Entre las calles nos dio curiosidad leernos las cartas con alguno de los tantos adivinadores. Una amiga y yo nos detuvimos con un señor que nos cobraba barato, y ya que nos ganaba la curiosidad decidimos pagarle porque nos adivinara algo.

Me dijo que me iba a decir cosas salteadas sobre el pasado, presente y futuro. Me preguntó después mi nombre y edad. Hizo el garabateo de darme la baraja, hacerme soplarla, cortarla y comenzó.

Echó unas cartas y me dijo: tienes siete hermanos. Me comencé a reír y le dije que era más falso que otra cosa. Volvió a ver las cartas y volvió a afirmarme: tú tiene siete hermanos, estoy seguro de eso. Me dieron ganas de levantarme, pues su apreciación era más que errónea, nuevamente se lo negué. A continuación me dijo: tienes siete hermanos, cuéntalos bien, pueden ser hijos sólo de alguno de tus padres, no tienen que estar todos vivos e incluso alguno pudo no nacer.

Lo medité un segundo y me quedé helado. El matrimonio de mis papás era el segundo de mi papá, quien tuvo en el primero cuatro hijos. Mi hermana que aún vive era la quinta. Antes de que yo naciera mi mamá perdió un bebé recién nacido, y después de que yo nací se embarazó pero tuvo un aborto espontáneo. El cabrón que me leyó las cartas tenía razón y el equivocado era yo.

Siguió la lectura con aspectos que cualquier persona me podría decir. Me dijo que se veía en las cartas que no era del D.F. sino de otro lugar, que parecía que tenía menos de 6 meses que comencé a vivir solo y que si le echaba ganas a la vida podría llegar muy lejos. Cosas muy generales. Al terminar, me dijo otra cosa que aún hoy reflexiono y no me explico. Culminó diciendo: en las cartas se ve que en menos de dos meses, antes del 6 de diciembre comenzarás a andar con una niña que ya conoces pero hoy no te llama la atención.

Señor adivinador, es usted un cabrón (ironía y sarcasmo). Ahora resulta que hasta me dice cuándo me voy a enamorar, que esa persona me va a hacer caso y hasta me da una fecha. No mames... Si es tan poderoso preferiría pagarle mucho más, que se quedara con mis cartas y mejor moviese a los astros y me dijera cuándo comenzaré a andar con Bárbara Mori. Si puede predecir ese tipo de cosas, mejor me encomiendo a usted y a la voluntad de sus cartas.

A pesar de mi ironía y de que salí pensando en que había perdido algo de dinero, el hijo de puta tuvorazón. Tres días antes de aquel 6 de diciembre comencé a andar con mi novia actual. De hecho olvidé lo que me había dicho aquel adivinador hasta que llevaba 8 meses con mi novia, que fuimos a Coyoacán y recordé lo que me había dicho. Alguna ocasión busqué al mismo señor pero no me lo he vuelto a topar.

Esa fue la experiencia que más me impactó, pues de ahí en fuera todo ha sido un fraude. Finalmente la ventaja de ese tipo de cosas es que con que una persona le atine a algo muy específico, comienzas a dudar. Después sólo por si las dudas te lees más veces las cartas, aunque a la siguiente te digan las generalidades de: eres una persona que se ve ha sufrido mucho para llegar a donde estás, pero gracias a tu buen corazón has salido adelante y si sigues así cumplirás todo lo que te propongas.

Al final la mayoría de la gente se hace limpias, se lee las cartas o se pone un amuleto, sólo por si las dudas. Pocos se enorgullecen de afirmar categóricamente que creen que el rosario que cuelga en su cuello, la veladora que dejan en la Iglesia, el trébol o alguna foto, les traen buena suerte. En un mundo tan científico como el actual, la mayoría prefieren inclinarse por cuestiones más demostrables.

El misticismo, adivinación y cosas por si las dudas están inmersos en la naturaleza del ser humano y así seguirán durante muchos años. Si el mundo fuera tan poco místico y no tuviera creencias que caen en lo ridículo, como algunos nos lo quieren hacer creeer, ¿alguien podría explicarme por qué en gran número de edificios no hay piso 13? Creo saber la respuesta. Sólo por si las dudas.

Una limpia bien hecha es un proceso que hiela el cuerpo. La señora te pide que tú compres el huevo y las hierbas con que te limpiará. Antes de empezar te pregunta tu nombre, te pones de pie bien derecho y cierras los ojos. La curandera comienza a rezar una oración, un padre nuestro acompañado de peticiones por ti, diciendo tu nombre tan cerca de ti que lo percibes claramente. Invoca al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo mientras dice tu nombre. Repite esas jaculatorias una y mil veces, mientras con un manojo de hierbas en cada una de sus manos te limpia, te inciensa y te echa aromas que te producen escalofríos. Pide por ti, porque seas tenaz, porque nunca te rindas, porque los malos espíritus se alejen de ti, porque tengas paz, porque seas un hombre bueno. Sigue rezando y repitiendo tu nombre con una Fe que hasta si eres ateo, te hace sentir bien, te da una sensación de paz y tranquilidad impresionantes. Al final te pasa un huevo, para después romperlo en un vaso con agua y decirte cuántas “envidias” tienes.

Particularmente mi gran experiencia con las limpias ha sido hasta antes de que rompan el huevo. La sensación de paz es increíble. No es que crea que me va a alejar los malos espíritus, sino que me hace sentir bien y pues también por si las dudas.

Hace muchos años invité a un amigo que pertenecía al Opus Dei a hacerse una limpia, después de explicarle el ritual. Me preguntó que cómo era posible que me hiciera esas cosas y peor aún, cómo una vieja gorda, sucia y bruja podía atreverse a mezclar eso con el cristianismo puro y único. Qué se siente esa pinche vieja sucia y gorda, pecadora y tres veces pecadora por hacer pecar a los demás, por hacerlos creer en ritos mágicos, místicos y que Dios ni la Iglesia aprueban. Por momentos pedía excomunión a todos aquellos que se hayan practicado una limpia, pues no era posible que la gente civilizada fuera a pagar por un servicio provisto por gente de tan mala pinta.

Menos de un año después de esa conversación, en la ceremonia de Canonización del en ese entonces Beato Juan Diego, el Papa Juan Pablo II entró a la Basílica de Guadalupe. Acudieron a recibirlo decenas de indígenas vestidos con penachos, quienes con sus movimientos le rezaban al Cristo resucitado tal y como lo hicieron los aztecas para pedirle a Tláloc que trajese la lluvia.

Juan Pablo II tomó asiento y varias de esas viejas indias, gordas, sucias, brujas y pecadoras de las que les hablaba, lo incensiaron. Estoy seguro que mientras lo limpiaban decían una oración parecida, repitiéndole casi al oído con sus plegarias su nombre, Juan Pablo. Cuida a Juan Pablo, Dios mío, cuídalo de los malos espíritus, del aire, del mal de ojo, de todo aquello que nos ha afectado durante siglos. El gran jerarca católico recibiendo una limpia por parte de indígenas en la Basílica de Guadalupe es una imagen que difícilmente olvidaré. Aunque quizás, el Papa lo haya hecho sólo por si las dudas.

Lugar de donde saqué las fotos: http://www.vatican.va/news_services/liturgy/2002/travels/mexico5.html
http://www.vatican.va/news_services/liturgy/2002/travels/mexico4.html

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