martes, 13 de abril de 2010

El Columnista 190310. Sobre políticas que garanticen acceso a internet


Más acceso a Internet

Desde hace varias semanas, mi bandeja de correo electrónico se ha saturado con mensajes de candidatos de diversos lugares. No sé cómo consiguen los correos, pero lo mismo me ha llegado publicidad de un actual senador de Oaxaca que de un concejal de Los Ángeles. En todos los casos buscan presentarse como una opción fresca para sus electores, aunque yo no vote ni en Oaxaca ni en California.

La última campaña presidencial estadounidense marcó un hito en la forma de hacer política. Sin importar el lugar donde se encontrara uno, podía seguirse casi en tiempo real los discursos y actos de los candidatos desde las precampañas. El año pasado, durante la elección para renovar el Congreso de la Unión cientos de políticos mexicanos intentaron emular las campañas en Estados Unidos. Abrieron sus sitios de Facebook, cuentas en Twitter y subieron videos a youtube. Lamentablemente, muchos una vez que fueron electos dejaron de actualizar sus sitios.

Las campañas en Internet tienen la gran ventaja de ser sumamente baratas. Difundir una idea o punto de vista por radio o televisión implica pagar grandes sumas de dinero. Para que un candidato convenza a miles de personas en recorridos terrestres de que es la mejor opción, no sólo necesita dinero sino de mucho tiempo. En internet, un mensaje bien escrito y dirigido puede generar cercanía y empatía con los electores a sólo un click de distancia. La gran ventaja de este medio también puede ser aprovechada después de ser electo. Sin embargo, los sitios de Internet de los candidatos son más vistos como mantas y pendones desechables que como mecanismos de continuo contacto ciudadano.

Para los políticos el uso del internet no debería centrarse sólo en las campañas. El internet no sólo ha abaratado los costos de la política. Actualmente pueden hacerse grandes negocios por Internet. Las llamadas son más baratas, algunos artículos se encuentran fácilmente e incluso un pequeño aparato sustituye las largas colas del banco. Es tan importante para la vida productiva, que el Instituto Mexicano de la Competitividad considera su acceso como una de las variables que determina si una sociedad es más competitiva que otra.

En algunas partes de Europa el Internet no es sólo un medio de difusión, sino un derecho de la población. En Estonia, hace unos años declararon el acceso a Internet como un derecho fundamental. Por otra parte, el Congreso finlandés hace dos años discutía cuál era la velocidad mínima que debería ser garantizada a toda la población. En lugar de debatir si el Internet era útil o no para las personas, ya discuten cuánto Internet era suficiente.

En nuestro país aún no se le da al Internet la prioridad de una política de Estado. El tema sigue pareciendo suntuario. Se argumenta que no vale la pena invertirle a un medio al que los pobres no tienen acceso. Un planteamiento ridículo, equivalente a decir que no hay que enseñarle a leer a la gente hasta que pueda comer. El acceso a internet puede ser una solución a la pobreza, que al igual que la alfabetización trae oportunidades para conseguir recursos.

En 2008, según el INEGI había poco más de 22 millones de personas que utilizaban Internet. Lo que parecería una cifra magra en un país de 100 millones de habitantes, muestra crecimientos importantes. Tan sólo de 2007 a 2008 el número de usuarios creció en 1 millón. La tasa media de crecimiento anual de usuarios de Internet es llega a casi 18% y los hogares con computadora e Internet aumentaron en un año 14.5 por ciento. El ritmo de crecimiento es acelerado, a pesar de que el Estado no lo tiene entre sus prioridades.

A nivel internacional, según una comparación del mismo INEGI evaluar la situación en el país depende mucho de con quién nos midamos. Geográficamente tenemos un buen desempeño, adquisitivamente no. Nos encontramos en un número de usuarios similar a otros países latinoamericanos como Argentina, Chile o Brasil. Sin embargo, somos el penúltimo lugar dentro de la OCDE. En Corea, el 94% de los hogares tienen acceso a Internet y el promedio de los países de la Organización es de 57%. El porcentaje mexicano apenas alcanza el 13.5%

Según la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de las Tecnologías de información en los Hogares, el Internet es menos utilizado mientras más edad tengas. Las personas mayores a 45 años representaban el 11 por ciento de los usuarios, mientras que los niños de 6 a 11 años, el 7%. En total el 77 por ciento de los que usan internet son personas menores de 35 años. Una política integral de acceso a Internet gratuito consideraría a los jóvenes, un grupo generalmente olvidado de las políticas públicas. Por otra parte, pareciera que hay una relación entre escolaridad y uso de internet. El 88% de las personas que cuentan con posgrado utilizan internet, mientras entre los que sólo tienen primaria el porcentaje es de 9%. El Internet es más utilizado por aquellos que tuvieron las oportunidades.

Muchos mexicanos adquieren computadoras para que sus hijos hagan trabajos, pero no contratan el servicio de Internet. Según esa misma encuesta, el 53.7% de las personas con computadora en su hogar pero sin el servicio de internet, argumentan que la principal razón por la que no lo contratan es por la falta de recursos económicos. Ello puede orillar a que en México, tres de cada cinco usuarios utilizan el Internet desde fuera de sus casas.

De acuerdo con el Instituto Mexicano de la Competitividad, para 2008 en Puebla había sólo 79.7 usuarios por cada 1000 habitantes. A nivel nacional ocupamos el lugar 31 entre todas las entidades federativas, sólo por arriba de Chiapas (74.10 usuarios por cada 1000 habitantes). En otros lugares del país hay cinco veces más acceso que en Puebla. En Baja California Sur, hay 580 por cada 1000 habitantes, en el DF 426 e incluso en estados con mayores problemas de marginación como Veracruz, existe acceso para 119 por cada mil, mientras en Guerrero hay acceso para 90.9 habitantes por cada mil. A pesar de que el número de usuarios en Puebla se incrementó 37% de 2007 a 2008, otras entidades tuvieron crecimientos mayores.

En la ciudad, hace unos años varios medios criticaron la decisión de instalar internet gratuito en parques y lugares públicos. Si bien hace falta difundir sus logros con datos sobre número de usuarios, perfiles o aspectos de mejora, el programa es una excelente idea que ya se aplica en cientos de ciudades de todo el mundo. Algunos críticos de esta medida señalan que no hace falta dar internet gratuito, pues los más pobres no tienen computadora. Un argumento absurdo. Como si la señal de televisión o radio debiera de cerrarse porque no todos tienen tele ni grabadora.

El estado y la ciudad necesitan de políticas complementarias como la instalación de ciber cafés gratuitos, cursos sobre el uso de estas tecnologías a adultos mayores, amas de casa o personas con baja escolaridad, así como el diseño de una política a nivel estatal que dote de acceso a Internet a las comunidades más marginadas. Esta medida puede incluso mejorar el ingreso de los más pobres. Alguien con familiares migrantes debe gastar al menos 10 pesos por llamar un minuto a Estados Unidos. En una computadora, el costo puede ser hasta 10 veces menor.

El desinterés por el tema podría provenir de quienes hacen los programas. En Puebla he conocido funcionarios que no revisan sus cuentas de correo electrónico porque no les entienden. Prefieren utilizar el teléfono y mandar un fax. Como cuando las abuelas preferían utilizar planchas de carbón menos higiénicas y seguras que una eléctrica sólo por la costumbre o por miedo al cambio.

Ojalá en poco tiempo me lleguen correos electrónicos anunciando acciones de gobernantes poblanos y no sólo candidatos o en el mejor de los casos, que se ejecute una política para que más gente tenga acceso a Internet en todo el estado

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