martes, 26 de febrero de 2008

Inspiración

En un correo que he recibido varias decenas de veces, se analizan tus preferencias y comportamientos basándose en el orden en que pones determinadas palabras. Si seleccionas primero el cerdo, tienes mucho arraigo a tu familia, si es el gato tu ego es gigantesco, etc. (no recuerdo si iba en este sentido estrictamente). Igual pasa con la preferencia que tengas respecto a las montañas o a la playa. Si gustas más de la playa eres una persona que le gusta la tranquilidad y si es al contrario, tu pasión es la aventura.

Esto me pone a pensar en lo que hace que la gente se inspire, pues algunos se sienten con la libertad y tranquilidad para escribir mientras escuchan el choque de las olas contra la playa, mientras otras con el sonido de las aves en medio del bosque o la montaña. He leído sobre muchas personas con aficiones demasiado peculiares para inspirarse y realizar las acciones que los hicieron famosos o llevaron a la inmortalidad (figurativamente hablando).

Dentro de las anécdotas más peculiares está una rutina que tenía Emmanuel Kant. Él salía todas las tardes a pasear al mismo parque, a la misma hora y durante el mismo tiempo, para regresar a escribir. Esta afición le hacía pensar sobre el mundo, la realidad, la moral, bla, bla, bla, bla.

En otro caso, Isabel Allende en su libro Paula, narra que cuando escribió La Casa de los Espíritus (su obra más famosa pero que nacamente nunca he leído), todas las noches hacía un ritual en el que adornaba su casa con velas encendidas, se sentaba frente a su máquina de escribir y dejaba que los espíritus se congregaran para dictarle la historia que estaba contando. Metafóricamente decía que las historias no son inventos del escritor, sino que este último es un medio para que los espíritus narren sus historias. Yo entiendo esos espíritus como la inspiración. Igualmente Mario Vargas Llosa ha dicho que el 90% de las historias que ha querido escribir, no han terminado como él esperaba, pues mientras él está escribiendo la trama comienza a contarse por sí misma.

La mentada inspiración no aplica únicamente para los escritores, pues es necesario tener un rato de locura o un chispazo de iluminación para visualizar alguna idea que cambiará definitivamente el curso de la humanidad. A pesar de esto, Alva Edison tenía una frase memorable: Genius is one percent inspiration and ninety-nine percent perspiration. Esto implica que a pesar de que la inspiración puede mover la imaginación y las ideas a niveles que difícilmente comprendemos, siempre es necesario trabajar porque aquella gran idea baje al mundo real.

Compartiendo el punto de vista de Edison, Max Weber tenía una cita (que no puedo recitar de memoria pero mantendré la escencia) apoyando esta necesidad por trabajar para hacer realidad la gran idea o contar de manera excelsa la gran historia. Reconocía que era necesario después de un arduo trabajo por llegar a la gran idea tomar un descanso, pues las grandes ideas no llegan cuando uno se encuentra trabajando, sino cuando uno se fuma un cigarrillo, sale al parque a pasear o se pone a darle de comer a las palomas. Sin embargo, aclaraba que todas esas horas de trabajo propician que la inspiración llegue al fumar, pasear o alimentar y que sin ese trabajo jamás se habría podido pensar en esa gran idea, haciendo cosas tan triviales.

Pecaré al compararme, pero particularmente me gusta escribir frente a la computadora. Quizás por nacer en la era digital, pero me cuesta trabajo tomar un lápiz y un papel para escribir algo que quizás después publique en mi blog (por poner un ejemplo), aunque como alguna vez le escuché decir a Xavier Velasco, el lápiz con el papel facilitan la escritura perfecta, pues a través de los tachones te das cuenta de los párrafos que tienen más problemas. En la computadora, los errores corregidos se vuelven invisibles, evitando que nos demos cuenta naturalmente del párrafo perfecto escrito a la primera y el más imperfecto al intento 40. Quizás eso explique por qué en algunas ocasiones tendrá mi blog demasiados errores.

Igualmente me gusta escuchar música mientras escribo, del género que sea pero que me permita salir del ruido ambiental para concentrarme únicamente en lo que se me va ocurriendo, mientras escucho a RBD diciendo Ser o parecer, Silvio recitando Te doy una canción, Zabludovsky diciendo que son la 1 en el reloj de catedral o a la Chofas en Friendo Connection. De repente me pongo a pensar en mi manía y se me hace demasiado exótica, aunque quizás me lo crea por no tener un punto de comparación con gente de mi generación y los rituales quehacer para escribir.

Ojo, que no mencioné la inspiración que causan las mujeres (o el amor, para no sonar sexista), provocando tener tema para la siguiente que no sepa de qué escribir. Previendo que la inspiración me mande lejos lejos y no aparezca.

Les dejo una imagen del lugar que más me inspira, es el pueblo de mi abuela, Cuetzalan, Puebla. Es un lugar hermoso al que deberían de ir en la siguietne oportunidad que puedan y si necesitan más información entren a www.vivecuetzalan.com. Esta es una pintura que encontré en la red. Les paso el link para evitar acusaciones de plaigo y respetar los derechos de autor:


http://www.promoarte.com.mx/artists/roberto-lopez/roberto-lopez.htm

1 comentario:

Alex López dijo...

gregory colbert es el artista del cual se expone su obra en el centro ya tengo varias opiniones acerca de ella y me estan dando unas ganas impresionantes de ir espero ver los tiempos y lanzarme por allá un día de estos