sábado, 19 de abril de 2008

Me violento


Hace poco una organización de jóvenes llamada G21 me invitó a participar como jurado en una fase de su concurso de debate estudiantil, realizado en el Congreso de la Unión . Este grupo organiza anualmente un Concurso de Debate Internacional, con la participación de representantes de varios países de América Latina.

Los participantes son en su mayoría chavos de prepa, por lo que si bien se preparan arduamente, en algunos casos los tópicos son abordados de manera muy superficial.
En la final se enfrentaron dos equipos buenos en demasía y esta última ronda fue sumamente interesante. Los chavos se prepararon muy bien, y en este caso el tema de la final fue sobre las posturas de las izquierda y derecha políticas. A pesar de que ambos términos son en general ambiguos y que se pueden cruzar sin ninguna incongruencia ideológica, los muchachos dieron muy buenos argumentos.


El punto de esta introducción y de este post fue algo que ambos grupos dieron por descontado: la violencia de la izquierda. La forma en que esta toma como punto de partida la violencia para llevar a cabo sus objetivos y cómo la derecha es mucho más estable. Eso me generó mucho ruido, pues no es cierto, mas escuchar a chavos preparatorianos bien preparados sobre el tema, tomando eso como algo que ya está dado, me generó mucho ruido.


La izquierda no es más violenta que la derecha y nunca lo ha sido. La derecha ha sido creo yo mucho más despiadada. Los gobiernos nazis y fascistas me parecen el caso más ejemplificativo, al igual que el régimen de Franco, Pinochet, etc. Por otro lado, ¿no es también violencia la censura? En este sentido ambos tipos de ideologías han sido por demás violentos. La violencia no es una característica de una ideología, sino de la naturaleza humana. No somos violentos por ser partidarios del comunismo, somos violentos porque somos humanos (y aparte somos comunistas).


Creo esa idea está muy ligada con la actitud que ha tomado Andrés Manuel en los últimos meses (años). Una provocación a la agresión natural, en la que si bien no termina de lanzar el puño, si escupe, grita, insulta y manosea todo lo que se puede para que lo golpeen. No concuerdo con esas formas en lo más mínimo, aunque hay parte de su proyecto (si es que tiene) con el que sí concuerdo y me parece necesario.


A este país le hace falta un cambio de élites. Ya se han dado con anterioridad, tanto en la Independencia, las miles de guerrillas en el siglo XIX y la Revolución, pero todas estos sucesos han venido acompañados de movimientos armados. No estoy en contra de la privatización de PEMEX, al contrario, me parece que bien estructurada una reforma podría dar los incentivos para que la compañía sea rentable. Que acompañada de modificaciones fiscales podría usarse el petróleo para generar ahorro y no simplemente gasto. Creo lo mejor manera de hacer eso es privatizando, para que una empresa sea quien se rompa el hocico con el sindicato y no el gobierno.


Sin embargo, la neta no creo que se pueda dar un esquema así, por lo que me inclino porque el Estado administre pero suscriba convenios con particulares, incluso dando concesiones. La neta privatizar me agrada, pero me aterra que pase lo mismo que con Telmex o Banamex: una privatización hecha a modo para que un mexicano se haga mucho muy rico y luego solicite competencia a otras empresas que están en desventaja (dígase: último anuncio de Telmex).

No es por estar contra Slim, es por el hecho de que hace falta que la clase media tenga movilidad, que el hijo de un campesino pueda ser un empresario próspero, que ya no haya violadores sin castigo por ser hijos de tal o determinado político, que se el México sediento de justicia encuentre su agua.


Creo la izquierda deberá cambiar sus métodos, aunque quizás a todos aquellos que nacieron desprotegidos no les quede más que recurrir a lo que recurrió el bandido Villa, el patarrajada Zapata, los subciudadanos Iturbide y Aldama o el indio Juárez: a tomar las armas y hacerse justicia por sí mismos. Necesitamos más igualdad y hay que buscarla pacíficamente, sería bueno que comenzásemos a cambiar nuestro México injusto, en pos de evitar esa catástrofe.

By the way, yo me considero un izquierdista defensor de emos, homosexuales e indígenas en términos políticos y jurídicos, mientras soy un derechista neoliberal y amante del libre mercado en términos económicos. Acaso tengo una incongruencia? Yo creo que no.

X cierto... este link hace un buen análisis sobre la toma de la tribuna: http://www.jorgezepeda.net/

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